jueves, mayo 22, 2008 |
A mi maestro: Un gran hombre

A veces nos hacemos criterios y opiniones apresuradas, vemos una situación y casi de inmediato sacamos la conclusión. Si el criterio es el que nos indica el alma, siempre es acertado, pero cuando ponemos nuestras propias impresiones, está aderezado con prejuicios e ideas preconcebidas, y lo mas probable es que esté errado como me pasó.


Esta historia me sucedió en España, donde me radiqué desde 1993 a 1995. Recuerdo todos los detalles, excepto el nombre del maestro, creo que es por aquella mala maña de colocar los nombres según la actividad de la persona, lo recuerdo como el señor del bar.

Es importante señalar, para aquellos que no lo saben, los bares en España no son botiquines como los que se conocen en Venezuela, los de allá son establecimientos muy familiares donde se suele acudir para pasar un rato con amig@s,se come, se consume alcohol u otra bebida, se disfruta de un partido de fútbol en pantalla gigante, en fin son lugares propios para ir luego del trabajo, a conversar y compartir con amig@s, no son los “antros” que son por estas tierras.
Aclarado el punto paso a comentar la historia que me sucedió con los regentes de un bar.

Vivíamos casi al frente, en un bonito sector, muy agradable, y una pareja de cincuentones tenían el bar de la esquina. Se veía desde el balcón del apartamento.
Yo frecuentaba el lugar para usar el teléfono y comprar algunas cosas. La señora muy amable, atenta, en cierta manera muy cariñosa, el señor (esposo) muy sonriente, excelente conversador, se la pasaba jugando dominó con todo el que quisiera hacerlo. Lo que me extrañaba era que la señora iba de un lado a otro, ocupándose de todo, mientras él sentado y jugando, no me daba buena impresión aquello.

Luego un día los vi llegando al negocio, él le dio las llaves y ella procedió a abrir el negocio, levantando la pesada puerta desplegable (tipo Santamaría), mientras la señora hacía un gran esfuerzo él permanecía como una tabla, sin el menor gesto de ayudarla, eso me desagradó mucho, y comencé a formarme una mala imagen del aquel hombre.
Como ya tenía la espinita, cada vez que iba al negocio, me fijaba en el trato de él hacia ella, descortesía total, ni mueve un caldero, ella se subía en una escaleritas para bajar productos, limpiaba, hacía comida, en fin ella lo hacía todo y él… sentadote, viendo tv, hablando y jugando con los clientes.
Ese señor empezó a caerme como una piedra.

Así pasaron unas semanas, me pareció el colmo del machismo y maltrato hacia la esposa, cuando un día, estando yo en el negocio, él jugando dominó con unos señores que habían llegado al mismo tiempo que yo.
Pasan unos minutos y él muy fresco la llama y le dice, tráeme un bocadillo, la señora enseguida se puso a cumplir el pedido, aquello me cayó tan mal que de una vez me fui. Pobre mujer me dije, es una esclava de ese flojo, él no hace nada, ella es quien hace de todo y la trata tal mal, uf ese señor es un sinvergüenza, pobre mujer…

Tenía deseos de no volver a poner un pie en aquel lugar, mejor camino unas cuadras y voy donde mi primo, que también tiene un bar, pero… la señora me caía muy bien, me fascinaba conversar con ella, además sentía que ella agradecía mi visita.
Continué frecuentando ese lugar, la señora la noto sola, seguro que ni amigas le deja tener el muy canaya.La señora me fue tomando confianza a pesar de la diferencia de edad y un día me comentó que ellos también habían sido emigrantes, que estuvieron en Inglaterra, hasta que ocurrió un accidente donde trabajaba el esposo y fue muy doloroso ver como los sueños que tenían se truncaron de golpe.

- Donde el trabajaba, hubo un accidente, 10 trabajadores de la construcción se desplomaron, entre ellos su esposo, fue terrible todos quedaron con las espaldas destrozadas, ninguno volvería a caminar.

- Luego del año, en la que pasamos muchas penurias, él en silla de ruedas, y con fuertes dolores, había que atenderlo casi como a un bebé. Les proponen operarlos sin garantizarles volver a caminar, era una remota posibilidad, apenas el 1%.

- Mi esposo, a pesar de todo, siempre decía que volvería a caminar, que Dios no le podía desamparar. Los compañeros estaban muy desmotivados, aun cuando él era el que estaba peor de todos. Él tenía aquella idea, y decía que caminaría de nuevo.

- Hubo un preoperatorio muy fuerte, parecía un niño esperando que amanezca para jugar con el carrito nuevo. Hasta que llegó el día. Como él era tan optimista quiso ir de primero, los riesgos eran muy altos.

- La operación no resultó éxito total, por lo que debía someterse durante meses a unas fuertes terapias, y como para la operación, igual de ánimo tenía para las terapias. No se quejaba pero las lágrimas de dolor le corrían por las mejillas. Quiso comprar parte de los aparatos para también hacerlas en casa.

Los otros compañeros no tenían su ánimo, a excepción de uno de ellos que decía que alo mejor se ponía bien.

Finalmente él volvió a caminar, de los 10 solo 2 hoy día se sostienen sobre sus pies. Pero ha quedado muy delicado, no puede doblarse, no puede alzar nada de peso, so pena de recaer.

- Lo suyo fue un milagro, era el peor clínicamente, pero su determinación era tan grande que lo logró.

- Luego de eso, decidimos volver a España, pues tenemos la familia aquí, de todos maneras él esta impedido de trabajar. Así que aquí compramos este local y montamos este bar, es algo en lo que podemos estar juntos, y ganar para nuestro sustento. Él siempre fue muy amigable, y este negocio siempre se llena de hombres que les gusta jugar sin apostar, solo para entretenerse.

- Él la tiene bien montada me dice la señora,
- ellos llegan se ponen a hablar, el se sienta, no puede estar mucho tiempo parado, y al rato se ponen a jugar, y cuando la partida comienza a estar buena el me pide comida, siempre le llevo un bocadillo pequeño (estaría como un buey con todo lo que pide a cada rato) con algo muy provocativo y los demás empiezan a pedir, comida y bebida.
- Yo los atiendo pero él es quien los motiva a gastar, y así hemos logrado sobrevivir y él trabaja como puede, se siente activo y útil.

Aquel día conocí un gran hombre
Aquel día aprendí a nunca prejuzgar a nadie
Aquel día aprendí lo que es una pareja que se ama de verdad

Aquel día palpé el respeto hacia la pareja
Aquel día comprobé el poder de la fe
Aquel día comprobé la fuerza del amor
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3 Dejaron huellas de su paso...:

On 22/5/08 21:07 , Lss Rutas de Angelica dijo...

Hola amiga, pasando a saludarte, me ha gustado mucho este relato no en vano dicen por allí que los juicios que se hacen en contra de otro y la mala utilización de la lengua son la llaves perfectas para abrir las puertas de entrada al infierno. Eso me lo enseñó un sacerdote amigo español por cierto era mi director espiritual de niña ya fallecido y recuerdo que en sus homilias hablaba de la bara con que midas serás medido. Que bueno que se disiparon tus dudas con respecto al señor, hay razones de razones y Dios puso de manifiesto el poder del amor y la fe como dice el titulo de tu post. La fe mueve montañas y el amor todo lo puede, todo lo soporta, por eso nunca pasará.
Un gran abrazo y bendiciones infinitas para ti amiga.
Besitos y saludos.

 
On 23/5/08 15:42 , Alma dijo...

El poder del amor y la fe,
donde con el tiempo germina todo.
Los pre-juicios, son campos estériles
desde siempre, o que han ido secándose poco a poco al enjuiciar.

La semilla del amor y la fe, tienen siempre tiempo propicio, cualquier estación y día del año es bueno para ello, para que los dos conjuntamente germinen en lo que no se comprendió.... fe más amor.... serenos frutos seguros.

una bendición.

 
On 23/5/08 21:48 , Siry Pérez dijo...

Gracias Angélica, muchas bendiciones para ti también.

Alma que excelente graficación, la semilla, es la esencia de la vida.

 
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