miércoles, octubre 26, 2016 |
Tú te beneficias enormemente cuando decides perdonar y lo mismo ocurre con todos a tu alrededor. Ya sea que necesites perdonar a los demás, o la necesidad de perdonarte a tí mismo, al hacerlo te libera del pasado y te permite cumplir con tu verdadero potencial. El perdón permite liberarte de las creencias y actitudes limitantes. Liberar tus energías mentales y emocionales para que puedas aplicarlas a la creación de una vida mejor. 

El perdón te ayuda a alcanzar incluso tus metas más prácticas e inmediatas. Tal vez quieras un trabajo mejor, para ganar más dinero, tener mejores relaciones, o vivir en un lugar mas agradable. El perdón te ayuda a lograr todo eso. Si no has perdonado entonces, una parte de tu energía de vida interior está atrapada en el resentimiento, la ira, el dolor o el sufrimiento de algún tipo. Esta energía vital atrapada te limitará. Es como tratar de montar en bicicleta con los frenos parcialmente puestos todo el tiempo. Te hace mas lento, te frustra y hace que sea difícil
avanzar.

Las decisiones que tomes y las cosas que son posibles todas serán influenciadas por las formas en las que no has perdonado. A medida que aprendas a perdonar la energía que estaba yendo hacia pensamientos y sentimientos tristes consigue liberarse y puede fluir a crear la vida que deseas en lugar de limitarte, o crear mas sufrimiento.
miércoles, octubre 19, 2016 |

EL PORTERO DEL PROSTIBULO

No había en el pueblo peor oficio que el de portero del prostíbulo.

Pero ¿qué otra cosa podría hacer aquel hombre?

De hecho, nunca había aprendido a leer ni a escribir, no tenía ninguna otra actividad ni oficio.

Un día, se hizo cargo del prostíbulo un joven con inquietudes, creativo y emprendedor, que decidió modernizar el negocio. Hizo cambios y citó al personal para darle nuevas instrucciones. Al portero, le dijo:

A partir de hoy usted, además de estar en la puerta, va a preparar un reporte semanal donde registrará la cantidad de personas que entran y sus comentarios y recomendaciones sobre el servicio.

-Me encantaría satisfacerlo, señor - balbuceó - pero yo no sé leer ni escribir.
-¡Ah! ¡Cuánto lo siento!, entonces ya no podrá seguir trabajando aqui.

-Pero señor, usted no me puede despedir, yo trabajé en esto toda mi vida.
-Mire, yo comprendo, pero no puedo hacer nada por usted. Le vamos a dar una indemnización hasta que encuentre otra cosa. Lo siento y que tenga suerte.

Sin más, se dio vuelta y se fue. El portero sintió que el mundo se derrumbaba. ¿Qué hacer? Recordó que en el prostíbulo, cuando se rompía una silla o se arruinaba una mesa, él lograba hacer un arreglo sencillo y provisorio.

Pensó que ésta podría ser una ocupación transitoria hasta conseguir un empleo. Pero sólo contaba con unos clavos oxidados y una tenaza derruída.

Usaría parte del dinero de la indemnización para comprar una caja de herramientas completa. Como en el pueblo no había una ferretería, debía viajar dos días en mula para ir al pueblo más cercano a realizar la compra.

Y emprendió la marcha.

A su regreso, su vecino llamó a su puerta:
-Vengo a preguntarle si tiene un martillo para prestarme.
-Sí, lo acabo de comprar pero lo necesito para trabajar. . .

como me quedé sin empleo. . .
-Bueno, pero yo se lo devolvería mañana bien temprano.
-Está bien.

A la mañana siguiente, como había prometido, el vecino tocó la puerta. Mire, yo todavía necesito el martillo.
-¿Por qué no me lo vende?
--No, yo lo necesito para trabajar y además, la ferretería está a dos días de mula.

-Hagamos un trato -dijo el vecino.

Yo le pagaré los días de ida y vuelta más el precio del martillo, total usted está sin trabajar. ¿Qué le parece?.

Realmente, esto le daba trabajo por cuatro días. . .

Aceptó. Volvió a montar su mula.

A su regreso, otro vecino lo esperaba en la puerta de su casa.

-Hola, vecino. ¿Usted le vendió un martillo a nuestro amigo. . .

Yo necesito unas herramientas, estoy dispuesto a pagarle sus cuatro días de viaje, más una pequeña ganancia;

no dispongo de tiempo para el viaje.

El ex-portero abrió su caja de herramientas y su vecino eligió una pinza, un destornillador, un martillo y un cincel.

Le pagó y se fue.

Recordaba las palabras escuchadas:
"No dispongo de cuatro días para compras".

Si esto era cierto, mucha gente podría necesitar que él viajara para traer herramientas. En el viaje siguiente arriesgó un poco más de dinero trayendo más herramientas que las que había vendido. De paso, podría ahorrar algún tiempo en viajes.

La voz empezó a correrse por el barrio y muchos quisieron evitarse el viaje. Una vez por semana, el ahora corredor de herramientas viajaba y compraba lo que necesitaban sus clientes.

Alquiló un galpón para almacenar las herramientas y algunas semanas después, con una vidriera, el galpón se transformó en la primera ferretería del pueblo.

Todos estaban contentos y compraban en su negocio. Ya no viajaba, los fabricantes le enviaban sus pedidos. Él era un buen cliente. Con el tiempo, las comunidades cercanas preferían comprar en su ferretería y ganar dos días de marcha.

Un día se le ocurrió que su amigo, el tornero, podría fabricarle las cabezas de los martillos.

Y luego, ¿por qué no? Las tenazas. . . y las pinzas. . . y los cinceles.

Y luego fueron los clavos y los tornillos. . .

En diez años, aquel hombre se transformó, con su trabajo,

en un millonario fabricante de herramientas.

Un día decidió donar una escuela a su pueblo.

En ella, además de aprender a leer y escribir, se enseñarían las artes y oficios más prácticos de la época.

En el acto de inauguración de la escuela, el alcalde le entregó las llaves de la ciudad, lo abrazó y le dijo:
-Es con gran orgullo y gratitud que le pedimos nos conceda el honor de poner su firma en la primera hoja del libro de actas de esta nueva escuela.

-El honor sería para mí - dijo el hombre.

Nada me gustaría más que firmar allí,

pero yo no sé leer ni escribir; soy analfabeto.

-¿Usted? - dijo el Alcalde, que no alcanzaba a creer

- ¿Usted construyó un imperio industrial sin saber leer ni escribir?

Estoy asombrado. Me pregunto,

¿qué hubiera sido de usted si hubiera sabido leer y escribir?

-Yo se lo puedo contestar

- respondió el hombre con calma -.

Si yo hubiera sabido leer y escribir...

todavia sería el portero del prostíbulo! . . .
Generalmente los cambios son vistos como adversidades.

Las adversidades encierran bendiciones.

Las crisis están llenas de oportunidades.

"UNA PATADA SIEMPRE ES UN PASO ADELANTE"...Recuerdalo!
lunes, octubre 17, 2016 |
"Había una vez un árabe que viajaba de noche. Sus esclavos, a la hora del descanso, se encontraron que no tenían mas de 19 estacas para atar a sus 20 camellos .

Cuando consultaron al amo, éste les dijo :"Simulen que clavan una estaca.

Cuando llegan al camello número 20 creerá que esta atado."

Así lo hicieron efectivamente, y a la mañana siguiente todos los camellos estaban en su sitio, y el numero 20, al lado de lo que se imaginaba, sin moverse de allí. Al desatarlos para marcharse, todos se pusieron en movimiento menos el numero 20 que seguía quieto sin moverse .

Entonces el amo dijo:
"Hagan el gesto de desatar la estaca de la cuerda, pues el tonto aún se cree atado".

Así lo hicieron, y el camello entonces se paró y se puso a caminar con los demás.

¿Cuáles son las falsas ataduras que te impiden ser tú mismo?

¿Habrá otros que te amarran a tu in-autenticidad por la cual no aspiras ser tú mismo? Y,

¿por qué no tratar de aprovechar al máximo tus inmensas potencialidades aspirando ser tú mismo?

¡Decídete a cambiar y a progresar para que NO se aplique el cuento del camello a tí mismo!

Enviado por Fernando Alvarez
Blog Widget by LinkWithin