miércoles, mayo 21, 2008 |
A mi maestra: Una vieja loca

Me ha pasado muchas veces, hablo cuando debo callar, y callo cuando debo hablar.

Momentos en que me hice una maraña mental, lucubraciones, conjeturas, amargarme por lo que creo está sucediendo, detestar personas inocentes; desconociendo la verdad por no hacer algo tan sencillo como es “preguntar y aclarar”, en la vida hay que enfrentar y afrontar, a veces las cosas no son lo que parecen, o lo que se cree que es…


Aquí la lección que aprendí. Al igual que las anteriores historias, los nombres son reales.


Cuando me inicié en el mercado asegurador como productor de seguros, con credencial provisional de Superintendencia Nacional de Seguros, la credencial definitiva viene al culminar y aprobar los cursos de formación, un año mínimo.

Mientras realizaba los cursos teóricos, un productor veterano, gerente de la oficina regional de la zona donde yo residía, el Señor Fernando Gómez, cambiaría de zona y se requería entrenar a alguien para asumir la dirección de la oficina que él dejaba. La productora más joven de la compañía yo, había sido la seleccionada para suplirlo al frente de la agencia, por lo que él me entrenaría para el cargo, aunado a mi formación teórica institucional, debía aprender rápido, conocer todo, mi responsabilidad sería grande en poco tiempo.


Hicimos bonita amistad, siempre venía con su esposa, hermana del Gerente de Producción, el jefe máximo de nosotros. Lourdes, una mujer tranquila, escultora, llegaba y se instalaba en una oficinita que yo tenía, no se iba para la agencia, se quedaba allí, tallando mientras nosotros salíamos a visitar clientes, en ventas y/o resolviendo casos de siniestros, a reuniones de negocios, ella decía que esas reuniones de negocios eran aburridas y las visitas a los clientes aun más.


Todo muy bonito hasta que un buen día …..


Ring ring suena el teléfono de mi casa

La voz de una mujer furiosa

- hazme el favor me pasas a Fernando

Pensé que era una clienta molesta, pero por qué Fernando le dió el teléfono de mi casa?
- el señor Fernando no está, llámelo luego a la oficina

la mujer con tono mas molesto aun me dice, mejor dicho me grita
- ah si, no está? eres una xcxcxcxcxcx, ambos son unos sirvergüenzas

- señora no la entiendo, el señor Fernando y yo solo tratamos asuntos profesionales

la mujer no me deja ni hablar y prosigue

- xcxcxcxcxcxxc y que a trabajar, jajaja, de aquí para allá, son unos sinvergüenzas y tu una xcxcxcxcx, sabes que el es casado y ni respeto tienes xcxcxcx

Pensé que la sra Lourdes se estaba imaginando cosas, traté de hacerle entender, pero era imposible, estaba enceguecida, fuera de sí. Amenazó con que todos se iban a enterar de la clase de xcxcxc que eramos, y él se va a hundir, acto seguido colgó (creo que reventó el teléfono)


Aquello me dejó muy mal, no lograba encuadrar a la señora Lourdes con todo aquello, esa mujer (ella) había llamado a mi casa buscando a Fernando, quien mas, además se refería a continuas salidas, todo encaja, menos el delito del que se me acusa.

Esta señora algo le pasa. Seguramente Fernando anda en algo raro, y yo pago los platos rotos.

Maraña mental, que hago?, que será lo mas correcto?

Esa tarde Fernando ni vino, ni llamó a la oficina lo que me puso aun peor.


Finalmente opté por no decir nada, solicitar formalmente a la Gerencia de Producción mi deseo de no continuar con los entrenamientos con Fernando, “soy autosuficiente y capaz de tomar decisiones”, aceptaría su asesoría en casos delicados.



A los pocos días vienen ambos de visita a mi casa, ella viene y me da un beso “hola linda como estas” (linda? Jojo hipócrita, ahora si vocecita serena) los observaba a ambos, y pensando cantidad de cosas, a ambos los detestaba.


Por fin llega el momento de irse Fernando, yo estaba muy consciente que me faltaba mucho entrenamiento, que una Gerencia no era cosa de juego, pero mejor así me dije.


Al poco tiempo me llama Lourdes, atendí de mala gana:

- “hola linda” mi esposo tiene un problema, lesionó a una persona con el carro, él me pidió que te avise, está detenido en Ocumare, que vayas y atiendas el caso.


-Bueno señora que quiere que hago yo, no soy familiar ni abogado (mente extrecha la mia no?).


- No linda, tú si tienes acceso para llegar, si metes tu mano todo sale bien y quizás hoy se pueda ir a casa sin problemas, tú tienes poder de decisión por la aseguradora acá en la zona.


- Bueno está bien, pero usted me viene a buscar. (después no venga con inventos pensé)

Me fui con aquella mujer en el carro (no la entiendo)

Se resolvió el caso en pocas horas, todo lo concerniente al pago por lesiones y la libertad de Fernando.


Lourdes continuamente repetía que me notaba distante, esquiva, yo siempre le decía en tono irónico

- y cual cree que deba ser mi actitud?



Pasó un tiempo hasta que un buen día estoy en el negocio de mis papás, y una señora mayor, medio loca, gritona, estaba comentando de su vida privada a voz populi, entre los puntos que vociferaba, exhibió como trofeo la insultada que le dio a la amante de su yerno, le dijo xcxcxcxcx, las palabras me sonaron tan familiares, le pregunté como se llama su yerno? Fernando un sinvergüenza que anda con su secretaria, yo la llamé y le dije del mal que se va a morir etc., etc., etc.

Le dije: señora, la amante anda sin enterarse de nada, quien atendió esa llamada fui yo, tras verificar se encontró lo siguiente: el teléfono de Fernando, xxxxxx8, el mio era xxxxxx9.


O sea ... no era ....


tampoco… es decir ...


Todo esto fue un error, un número mal presionado

Esa misma noche llamé a casa de Fernando, me atendió Lourdes, “linda que te ha pasado mas nunca nos has llamado, estás tan distante, no se que te ha pasado?”

Señora Lourdes es una historia que le tengo que contar, y si muchas disculpas que pedir, soy una necia, que callé cuando debí hablar.

Aquel día aprendí que las cosas no siempre son como aparentan

Aquel día aprendí que se hace daño con el silencio

Aquel día aprendí que hubiese sido tan sencillo
afrontar y enfrentar a las personas

Aquel día aprendí que desperdicié las instrucciones de un experto

Aquel día aprendí que la verdad sale siempre a flote

Aquel día aprendí que cuando todo se aclara
vemos que era una tontería


Le dedico el post a la vieja loca, que representa a esas personas que se esconden tras un teléfono para decir lo que les venga en gana, sin asegurarse de expresar lo que sienten a la persona indicada. A esas personas que actúan por impulso, que se creen valientes, demostrando ser unos auténticos cobardes.

Siempre que sea preciso decir algo, es preferible afrontar y enfrentar a las personas involucradas, nunca hacer uso de un teléfono para ocultarnos.

Esa vieja loca me enseñó que existen seres de tan baja capacidad que se ocultan, pero aun en la bajeza existe enseñanza, pues ella cometió un error que yo continué sencillamente por no hacer lo correcto, afrontar y enfrentar la situación en busca de la verdad.

Category: , |
You can follow any responses to this entry through the RSS 2.0 feed. You can leave a response, or trackback from your own site.

3 Dejaron huellas de su paso...:

On 22/5/08 06:13 , Anónimo dijo...

Lo importante es aprender, creo que eso es la vida, y si estamos atentos podemos aprender de todo, incluso de los errores. Por supuesto que despues lo que hemos aprendido hay que ponerlo en practica, porque de lo contrario no sirve de nada.
Un beso.

 
On 22/5/08 16:06 , Alma dijo...

Trabájate a tí mismo, para tomar la responsabilidad de tu propia sabiduría ¡no juzgues! esto traerá, a su tiempo, la verdad y frutos buenos.
Con amor.

 
On 23/5/08 21:46 , Siry Pérez dijo...

La vida es un constante aprendizaje, tanto del que nos hace bien como del que nos hace daño.
Cuando juzgamos construimos barreras.

Besos a ambas las quiero muchísimo

 
Blog Widget by LinkWithin