martes, junio 14, 2011 |
En un oasis escondido entre los más lejanos paisajes del desierto, se encontraba el viejo Eliahu de rodillas, a un costado de algunas palmeras datileras.
Su vecino Hakim, el acaudalado mercader, se detuvo en el oasis a abrevar sus camellos y vio a Eliahu transpirando, mientras parecía cavar en la arena.
- ¿Qué tal anciano? La paz sea contigo.
- Contigo, contestó Eliahu sin dejar su tarea.
- ¿Qué haces aquí, con esta temperatura, y esa pala en las manos?
- Siembro, contestó el viejo.
- ¿Qué siembras aquí, Eliahu?
- Dátiles, respondió Eliahu mientras señalaba a su alrededor el palmar.
- ¡Dátiles!, repitió el recién llegado muy sorprendido.
- El calor te ha dañado el cerebro, querido amigo.
- Ven, deja esa tarea y vamos a la tienda a beber una copa de licor.
- No, debo terminar la siembra. Luego si quieres, beberemos.
- Dime, amigo: ¿cuántos años tienes?
- Setenta.
- Mira, amigo, los datileros tardan más de cincuenta años en crecer.
- Recién después de ser palmeras adultas estan en condiciones de dar frutos.
- Yo no estoy deseándote el mal y lo sabes, ojalá vivas hasta los ciento un años.
- Pero tú sabes que difícilmente puedas llegar a cosechar algo de lo que hoy siembras.
- Deja eso y ven conmigo.
- Mira, Hakim, yo comí los dátiles que otro sembró.
- Otro que tampoco soñó con probar esos dátiles.
- Yo siembro hoy, para que otros puedan comer mañana los dátiles que hoy planto.
- Aunque solo fuera en honor de aquel desconocido, vale la pena terminar mi tarea.
- Me has dado una gran lección, Eliahu.
- Déjame que te pague con una bolsa de monedas esta enseñanza que hoy me diste.
- Diciendo esto, Hakim le puso en la mano al viejo una bolsa de cuero.
- Te agradezco tus monedas, amigo.
- Ya ves, a veces pasa esto …
- Tu me pronosticabas que no llegaría a cosechar lo que sembrara.
- Parecía cierto y sin embargo, mira ya coseché una bolsa de monedas.
- Y además la gratitud de un amigo.
Maestro: todos los días debemos de sembrar algo, sin importar si vemos los frutos o no.
Su vecino Hakim, el acaudalado mercader, se detuvo en el oasis a abrevar sus camellos y vio a Eliahu transpirando, mientras parecía cavar en la arena.
- ¿Qué tal anciano? La paz sea contigo.
- Contigo, contestó Eliahu sin dejar su tarea.
- ¿Qué haces aquí, con esta temperatura, y esa pala en las manos?
- Siembro, contestó el viejo.
- ¿Qué siembras aquí, Eliahu?
- Dátiles, respondió Eliahu mientras señalaba a su alrededor el palmar.
- ¡Dátiles!, repitió el recién llegado muy sorprendido.
- El calor te ha dañado el cerebro, querido amigo.
- Ven, deja esa tarea y vamos a la tienda a beber una copa de licor.
- No, debo terminar la siembra. Luego si quieres, beberemos.
- Dime, amigo: ¿cuántos años tienes?
- Setenta.
- Mira, amigo, los datileros tardan más de cincuenta años en crecer.
- Recién después de ser palmeras adultas estan en condiciones de dar frutos.
- Yo no estoy deseándote el mal y lo sabes, ojalá vivas hasta los ciento un años.
- Pero tú sabes que difícilmente puedas llegar a cosechar algo de lo que hoy siembras.
- Deja eso y ven conmigo.
- Mira, Hakim, yo comí los dátiles que otro sembró.
- Otro que tampoco soñó con probar esos dátiles.
- Yo siembro hoy, para que otros puedan comer mañana los dátiles que hoy planto.
- Aunque solo fuera en honor de aquel desconocido, vale la pena terminar mi tarea.
- Me has dado una gran lección, Eliahu.
- Déjame que te pague con una bolsa de monedas esta enseñanza que hoy me diste.
- Diciendo esto, Hakim le puso en la mano al viejo una bolsa de cuero.
- Te agradezco tus monedas, amigo.
- Ya ves, a veces pasa esto …
- Tu me pronosticabas que no llegaría a cosechar lo que sembrara.
- Parecía cierto y sin embargo, mira ya coseché una bolsa de monedas.
- Y además la gratitud de un amigo.
Maestro: todos los días debemos de sembrar algo, sin importar si vemos los frutos o no.
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Reflexiones
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4 Dejaron huellas de su paso...:
Hermoso cuento, instructivo con diálogos fascinantes que son fuente de vida.
Está calro que no podré dejar de visitarte ¡Me gusta todo lo que aportas a la vida!
Un beso
Todo los días tú siembras algo por medio de este blog, seguro que la vida te traerá bellas recompensas.
Un beso.
Gracias por las lecciones de vida que cada día nos dejás, por eso aunque acabo de encontrartu blog, cada día lo visito porque sé siempre va a haber algo que me ayudará a ser una persona mejor. Que Dios te bendiga. Un abrazo
Gracias Andres te aprecio tanto que cuando vaya a la tierra de mis padres pasaré a visitarte.
Hola A.K.E. si alguna semillita germina en alguien y le ayuda, daré por satisfecha mi labor, por eso es preciso hacerlo a diario, alguna germinará.
Gracias por tu visita Norah esta cabañita (asi llamo al blog) es tu casa