miércoles, septiembre 14, 2011 |
Hubo una época en que tender una línea telegráfica de Nueva York a Boston presentaba numerosas dificultades. Luego esa fue una labor fácil, pero tender el cable transatlántico fue una proeza, debido a las dificultades que había que superar. Más tarde, colocar cables submarinos se convirtió en una tarea rutinaria, pero las transmisiones radiales a través del océano presentaban problemas que por un tiempo fueron insuperables. Después, también se vencieron esas dificultades.
No hay problema personal que no se pueda vencer mediante un tratamiento espiritual sosegado, persistente y una actividad apropiada y sabia. Si usted tiene una desventaja personal que parece alejarlo del ÉXITO, no la acepte como tal, aprovéchela y utilícela como instrumento para su TRIUNFO.
H.G. Wells tuvo que dejar un empleo aburrido y mal pagado por problemas de salud, se quedó en casa, escribió libros EXITOSOS y se convirtió en un escritor de fama mundial.
Edison era sordo como una tapia, y decidió que la sordera le permitiría concentrarse mejor en sus inventos.
Beethoven compuso su obra a pesar de que era sordo.
Teodoro Roosevelt era un niño enfermizo a quien dijeron que tenía que llevar una vida cuidadosa, retirada. Era un chico miope y nervioso. Pero en vez de aceptar esas indicaciones, se esforzó por desarrollar su cuerpo y se convirtió, como sabemos, en un hombre fornido, aficionado a las actividades al aire libre y un gran cazador.
Gilbert escribió Pinafore en su lecho de enfermo, atormentado por el dolor.
La dueña de una elegante tienda de Londres estaba casada con un esforzado oficinista, quien con el paso del tiempo contrajo una tuberculosis. La mujer nunca se había dedicado al negocio, no había estudiado nada, y se encontró con que tenía que mantener a un esposo y dos hijos. Comenzó sin más recursos que su buen gusto para la ropa y su fe en la oración, hoy es una mujer rica y TRIUNFADORA.
Sea cual fuere la desventaja que usted cree tener, sáquele partido. Su problema particular parecerá especialmente difícil, pero el tratamiento espiritual y la decisión valerosa pueden superar cualquier dificultad.
Los problemas son señales indicadoras en el camino hacia Dios.
No hay problema personal que no se pueda vencer mediante un tratamiento espiritual sosegado, persistente y una actividad apropiada y sabia. Si usted tiene una desventaja personal que parece alejarlo del ÉXITO, no la acepte como tal, aprovéchela y utilícela como instrumento para su TRIUNFO.
H.G. Wells tuvo que dejar un empleo aburrido y mal pagado por problemas de salud, se quedó en casa, escribió libros EXITOSOS y se convirtió en un escritor de fama mundial.
Edison era sordo como una tapia, y decidió que la sordera le permitiría concentrarse mejor en sus inventos.
Beethoven compuso su obra a pesar de que era sordo.
Teodoro Roosevelt era un niño enfermizo a quien dijeron que tenía que llevar una vida cuidadosa, retirada. Era un chico miope y nervioso. Pero en vez de aceptar esas indicaciones, se esforzó por desarrollar su cuerpo y se convirtió, como sabemos, en un hombre fornido, aficionado a las actividades al aire libre y un gran cazador.
Gilbert escribió Pinafore en su lecho de enfermo, atormentado por el dolor.
La dueña de una elegante tienda de Londres estaba casada con un esforzado oficinista, quien con el paso del tiempo contrajo una tuberculosis. La mujer nunca se había dedicado al negocio, no había estudiado nada, y se encontró con que tenía que mantener a un esposo y dos hijos. Comenzó sin más recursos que su buen gusto para la ropa y su fe en la oración, hoy es una mujer rica y TRIUNFADORA.
Sea cual fuere la desventaja que usted cree tener, sáquele partido. Su problema particular parecerá especialmente difícil, pero el tratamiento espiritual y la decisión valerosa pueden superar cualquier dificultad.
Los problemas son señales indicadoras en el camino hacia Dios.
Emmet Fox.
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Reflexiones
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1 Dejaron huellas de su paso...:
A veces los problemas son tan gigantescos que nos hacen reconocer la realidad de que con nuestras propias fuerzas nunca los superaríamos. Es hermoso percibir que cuando arrojamos nuestra carga sobre Él y esperamos, si no la solución, SÍ la fuerza que va más allá de lo normal que nos ayudará a conllevarla. Y no con resignación sino con más aceptación, a la vez que esperamos que nuestro Dios Jehová nos supla con el estímulo necesario para seguir adelante.