jueves, septiembre 22, 2011 |
Juan llegaba cada día temprano puntual a la hora del almuerzo y se sentaba en la misma mesa del pequeño y concurrido restaurante del barrio.
Cuidadosamente extendía su periódico sobre la mesa y ordenaba una porción de papa salada que era el plato mas económico de la carta.
Así pasaba horas leyendo el periódico comiendo lenta, muy lentamente sus papas que por supuesto empapaba con la salsa que habia sobre la mesa hasta que la terminaba cada dia por completo.
Sin importarle para nada el trafico del restaurante, que hubiera clientes esperando mesa o que el dueño corriera como loco tratando de acomodar al máximo de personas.
Un día el dueño del restaurante cansado de esto decidió ponerle mucho, mucho picante a la salsa de la mesa de Juan, que sabia sin falta su incomodo cliente como siempre se la comería hasta limpiar el plato.
Pero esta vez se picaría tanto que quedaría sin deseos de regresar al restaurante.
Fue así que Juan llegó ese día como siempre, se sentó en la mesa ,extendió el periódico pidió sus papas, se comió la salsa hasta limpiar el plato.
Pasó varias horas y al salir se detuvo un momento, sonriente ante el dueño y le dijo
- Lo felicito, siquiera mejoraron la salsa por que yo ya iba a dejar de venir a este
Restaurante.
Amig@, No trates de adivinar lo que el otro piensa , pregunta , pregunta y expresa con claridad pero sin agresividad lo que te maltrata o te incomoda .
Carlos Devis
Cuidadosamente extendía su periódico sobre la mesa y ordenaba una porción de papa salada que era el plato mas económico de la carta.
Así pasaba horas leyendo el periódico comiendo lenta, muy lentamente sus papas que por supuesto empapaba con la salsa que habia sobre la mesa hasta que la terminaba cada dia por completo.
Sin importarle para nada el trafico del restaurante, que hubiera clientes esperando mesa o que el dueño corriera como loco tratando de acomodar al máximo de personas.
Un día el dueño del restaurante cansado de esto decidió ponerle mucho, mucho picante a la salsa de la mesa de Juan, que sabia sin falta su incomodo cliente como siempre se la comería hasta limpiar el plato.
Pero esta vez se picaría tanto que quedaría sin deseos de regresar al restaurante.
Fue así que Juan llegó ese día como siempre, se sentó en la mesa ,extendió el periódico pidió sus papas, se comió la salsa hasta limpiar el plato.
Pasó varias horas y al salir se detuvo un momento, sonriente ante el dueño y le dijo
- Lo felicito, siquiera mejoraron la salsa por que yo ya iba a dejar de venir a este
Restaurante.
Amig@, No trates de adivinar lo que el otro piensa , pregunta , pregunta y expresa con claridad pero sin agresividad lo que te maltrata o te incomoda .
Carlos Devis
Category:
Reflexiones
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