miércoles, enero 23, 2013 |
Indudablemente recuerda usted la fábula "La gallina de los huevos de oro", de Esopo, que habla sobre un granjero que se encuentra a una gallinita lastimada, a la que recoge, cura y da de comer hasta que un buen día se encuentra un huevo de oro en el gallinero.

Al día siguiente el granjero vuelve a encontrar otro huevo de oro, y día con día la gallina repite el milagro. El granjero piensa entonces que si la gallina es capaz de poner un huevo de oro diariamente, por dentro ha de tener una mina de oro, así que decide sacrificarla y ¡oh, decepción!, no encuentra absolutamente nada. Dice el refrán: "La ambición rompe el saco". Este pobre granjero quiso toda la riqueza en un instante, y en lugar de cuidar a la gallina la mató inútilmente.
La moraleja de esta fábula la podemos aplicar en los roles de la vida. Los padres complacientes que dan todo a sus hijos con tal de verlos contentos, pero sin educarlos, a la larga acabarán en un mundo de conflictos y sin bases firmes para conducirse a la madurez y al crecimiento psíquico. En la pareja, cuando solamente se disfrutan mutuamente en los buenos momentos, pero no se respetan ni protegen, descuidando la comunicación y sin propiciar el crecimiento mutuo, tarde o temprano la gallina les deja de poner huevos de oro.

Es muy importante el binomio de mantener el ente productivo y de hacerlo producir. Una empresa no se puede dedicar a invertir en maquinaria sin producir, como tampoco debe dedicarse sólo a producir olvidándose de dar mantenimiento adecuado al aparato productivo.

Nos sorprende ver líderes que tienen una gran energía y capacidad de realización, aunque algunos de ellos físicamente no corresponden al modelo de Supermán o del cowboy Marlboro, sino todo lo contrario: se parecen a Gandhi, a la madre Teresa de Calcuta 0 a Francisco I. Madero, entre otros. Misterio hoy aclarado científicamente, todos ellos han sido adictos a una droga: la endorfina, fueron endorfinómanos..., pero no se imagine que se inyectaban o fumaban algo raro, sino que tenían la capacidad de producir la sustancia llamada endorfina, segregada por nuestro cerebro, y que es 120 veces más poderosa que la misma morfina. El cerebro de ellos, como el de usted o el mío, puede producirla ilimitadamente.
La fórmula es muy sencilla y su práctica es lo que reviste un auténtico reto: Endorfina = Esperar lo mejor.

La mente trabaja bajo dos paradigmas extremos: esperar lo mejor o esperar lo peor. El segundo es el más común pues no exige nada. En contraparte, el autoyisualizarse como triunfador requiere de un esfuerzo, de una energía vivificante que nos anime a la acción y que nos permita enfrentar cada obstáculo no como una dificultad sino como un reto. ¿Cómo conseguirlo?

Los hábitos vitales para tener una vida plena, y a los cuales denominamos la supervitamina E, son:

Espera lo mejor, lo cual nos ofrece una visión optimista y práctica de la vida.
Energía que nos dé el poder de realización.
Emotividad que nos permita un sano desarrollo psicológico y un medio afectivo para relacionarnos con los demás.
Evolución que nos impulse al cambio a través del permanente aprendizaje.
Vida espiritual que nos dé seguridad interior al acrecentar nuestros valores y proyectarnos hacia la felicidad.

El secreto para ser feliz es ¡ser feliz!

Miguel Ángel Cornejo
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