lunes, enero 05, 2015 |
Cuando se piensa emigrar teniendo hijos, por favor coloca en la balanza el daño que tus hijos van a sufrir por tu decisión. Por experiencia personal, te puedo asegurar, que esta herida tarda mucho en sanar, si realmente llega a cicatrizar.
Dedícale mas tiempo de calidad, incluso del que dabas en tu país de origen.
Por favor, no antepongas el trabajo y obligaciones dejando solos a tus hijos... jamás los dejes solos, entiéndolo muy bien, el hijo de un emigrante no debe llegar a casa y encontrarse solo, asi sea con los hermanos. Por favor no cometas este fatal error. No lo dejes solo al menos hasta que estés totalmente seguro de su salud emocional, si cometes el error, el abandono jamás te lo perdonará y el daño emocional costará mucho repararlo.
Tu eliges ser emigrante, tu hijo no eligio venir al mundo,
TU eres su soporte de seguridad.
Todo es importante en esta vida, pero si eres padre/madre tus hijos deben ser lo primero. Piensa en ellos.
Emigrar con los hijos supone desafíos muy particulares para los padres, pues la mudanza de país puede ser una experiencia muy estresante para un niño o adolescente.
Generalmente, los bebés se adaptan con gran facilidad a los cambios y prácticamente ni los notan. Sin embargo, los niños en edad escolar pueden ofrecer resistencia, experimentando cambios bruscos en su comportamiento. A partir de los 4 años, cada edad conlleva retos especiales.
La adolescencia, por su parte, resulta una etapa crítica en los hijos, quienes pueden afrontar el cambio de país con especial sensibilidad.
Se describen a continuación algunas recomendaciones sencillas que pueden facilitar a los padres la tarea de hacer sentir seguros a los niños y adolescentes en medio de los cambios propios del proceso de emigración:
Es importante entender que todos los miembros del grupo familiar experimentarán cambios emocionales a causa de la emigración. Durante la mudanza e incluso después de la instalación en el país de destino se producirán momentos difíciles en la familia.
El proceso es conocido como adaptación intercultural y cada persona lo asume de manera diferente. Los padres deben estar atentos a esa realidad para manejar con éxito sus propios altibajos emocionales y los de los hijos, sobre todo cuando se trata de niños en la edad de la adolescencia.
Para los adolescentes (jóvenes entre 12 y 18 años) el cambio de país constituye un proceso particularmente exigente desde el punto de vista emocional, pues los vínculos afectivos con el país de origen, los familiares y los amigos son más profundos.
Es muy posible que la primera reacción sea de resistencia y rebeldía. Sin embargo, los adolescentes son capaces de entender las motivaciones serias que llevan a sus padres a tomar la decisión de partir y poco a poco van cediendo a la idea del cambio.
La comunicación con los hijos en esta etapa es la clave. Resulta esencial escuchar los puntos de vista de los jóvenes, sus objeciones y temores.
Los argumentos de los padres deben destacar los aspectos positivos de la mudanza de país, sin intentar restar importancia a la visión extrema o alarmante que muchas veces perciben los jóvenes en las situaciones de cambio.
La comunicación con los niños entre 4 y 11 años es también delicada. Dependiendo de la edad y del nivel de madurez del niño, conviene explicarle de la manera más sencilla los cambios que se avecinan.
Por ejemplo, cuando los niños comienzan a hacer preguntas sobre por qué se realizan preparativos en la casa es mejor decirles la verdad. Explicar sin complicaciones que se trata de una mudanza.
Hay que asegurarse de que el niño entienda que se trata de un cambio positivo y necesario para la familia y que sus hábitos y costumbres no sufrirán grandes alteraciones.
Se pueden mostrar al niño fotos o videos de la nueva ciudad. Conviene tratar de mostrarle las áreas verdes, los parques y los lugares que ofrecen atracciones para los niños, como las canchas deportivas.
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Proyecto de Vida
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