viernes, noviembre 16, 2007 |
El amor propio es un foco de vibraciones negativas que se forman en el alma humana al transformar – de positivo a negativo – el verdadero amor en amor a sí mismo.
El amor debe proyectarse hacia todos y hacia todo, y cuando el amor no se irradia ni se proyecta sino que se retiene para sí, cuando el ser se ama solo a si mismo, trasforma el amor convirtiéndolo en amor propio.
Podríamos considerar el amor propio como el punto central de una rueda cuyos múltiples rayos serían; odio, fanatismo, vanidad, orgullo, envidia, egoísmo, desamor, ambición, celos, y que, al girar lleva el alma de los seres por los senderos más tortuosos y desviados.
Cuando el celoso siente afecto hacia otro ser, considera que esa persona tiene el deber de corresponderle y, a su vez él o ella se siente con derecho a exigirle esa reciprocidad.
No debemos olvidar que, con la vida Dios ha otorgado a todos y cada uno de los seres humanos Libre Albedrío; en consecuencia todos y cada uno de nosotros somos dueños absolutos de nuestros pensamientos y sentimientos.
Por lo tanto nadie puede tener derecho a poseer los sentimientos de otra persona, ni aún tratándose de personas unidas por lazos familiares o de amistad, pues no existe lazo alguno que pueda otorgar derecho a la posesión del pensamiento o sentimiento de otro ser.
El amor humano es verdadero sólo cuando se obtiene libremente y se prodiga sin esperar reciprocidad ni sentirse con derechos adquiridos; cuando no exige ni espera absolutamente nada como retribución.
El amor que exige o desea alguna retribución no es amor verdadero, es solamente proyección – hacia otra persona – del amor que él o ella se profesa a sí mismo, lo cual le da la sensación de tener derecho a exigir de ella la reciprocidad.
Cuando el amor propio se manifiesta bajo el aspecto de celos, perturba tan intensamente al ser que impide a la mente discernir, a la par que cierra el alma a todo lo que no sea satisfacer su propio amor “herido”, impulsándolo a los pensamientos, sentimientos y acción mas negativos.
El ser que vibre negativamente, por Ley de Afinidad atrae otras vibraciones negativas que también influyen en su ente y en su alma, intensificando sus molestar.
Una persona dominada por los celos es una persona realmente enferma que evidencia desequilibrio en su mente y en sus actos y que en ocasiones, puede originar las mas graves hechos.
Debemos analizarnos permanentemente, cuidándonos de no adquirir esa peligrosa enfermedad del alma. Para poder evitarla es necesario pensar, sentir y obrar siempre de acuerdo con la Divina Ley del Amor, fuente inagotable de paz y felicidad para quien ama y para aquellos que son amados.
Todos los que amamos, en algún momento, nos hemos visto atrapados en este tipo de manifestaciones, como actores y/o como víctimas, en la pareja o en otros vínculos fraternos. Si aún hoy sigues atravesando ese malestar quizás sea hora de comenzar a observarte en cada situación. Probablemente sea bueno empezar a ser, pensar y actuar acorde a lo que tu Esencia, que es el Amor Divino, te reclama reflejes a tu entorno para ser feliz.
Desde el Amor y el Servicio del Amor
Refleja por Marcela Perolín (derechos reservados)
El amor debe proyectarse hacia todos y hacia todo, y cuando el amor no se irradia ni se proyecta sino que se retiene para sí, cuando el ser se ama solo a si mismo, trasforma el amor convirtiéndolo en amor propio.
Podríamos considerar el amor propio como el punto central de una rueda cuyos múltiples rayos serían; odio, fanatismo, vanidad, orgullo, envidia, egoísmo, desamor, ambición, celos, y que, al girar lleva el alma de los seres por los senderos más tortuosos y desviados.
Cuando el celoso siente afecto hacia otro ser, considera que esa persona tiene el deber de corresponderle y, a su vez él o ella se siente con derecho a exigirle esa reciprocidad.
No debemos olvidar que, con la vida Dios ha otorgado a todos y cada uno de los seres humanos Libre Albedrío; en consecuencia todos y cada uno de nosotros somos dueños absolutos de nuestros pensamientos y sentimientos.
Por lo tanto nadie puede tener derecho a poseer los sentimientos de otra persona, ni aún tratándose de personas unidas por lazos familiares o de amistad, pues no existe lazo alguno que pueda otorgar derecho a la posesión del pensamiento o sentimiento de otro ser.
El amor humano es verdadero sólo cuando se obtiene libremente y se prodiga sin esperar reciprocidad ni sentirse con derechos adquiridos; cuando no exige ni espera absolutamente nada como retribución.
El amor que exige o desea alguna retribución no es amor verdadero, es solamente proyección – hacia otra persona – del amor que él o ella se profesa a sí mismo, lo cual le da la sensación de tener derecho a exigir de ella la reciprocidad.
Cuando el amor propio se manifiesta bajo el aspecto de celos, perturba tan intensamente al ser que impide a la mente discernir, a la par que cierra el alma a todo lo que no sea satisfacer su propio amor “herido”, impulsándolo a los pensamientos, sentimientos y acción mas negativos.
El ser que vibre negativamente, por Ley de Afinidad atrae otras vibraciones negativas que también influyen en su ente y en su alma, intensificando sus molestar.
Una persona dominada por los celos es una persona realmente enferma que evidencia desequilibrio en su mente y en sus actos y que en ocasiones, puede originar las mas graves hechos.
Debemos analizarnos permanentemente, cuidándonos de no adquirir esa peligrosa enfermedad del alma. Para poder evitarla es necesario pensar, sentir y obrar siempre de acuerdo con la Divina Ley del Amor, fuente inagotable de paz y felicidad para quien ama y para aquellos que son amados.
Todos los que amamos, en algún momento, nos hemos visto atrapados en este tipo de manifestaciones, como actores y/o como víctimas, en la pareja o en otros vínculos fraternos. Si aún hoy sigues atravesando ese malestar quizás sea hora de comenzar a observarte en cada situación. Probablemente sea bueno empezar a ser, pensar y actuar acorde a lo que tu Esencia, que es el Amor Divino, te reclama reflejes a tu entorno para ser feliz.
Desde el Amor y el Servicio del Amor
Refleja por Marcela Perolín (derechos reservados)
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Reflexiones
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8 Dejaron huellas de su paso...:
No podemos amar a otros si no nos amamos a nosotros mismos, pero cuando esa amor se transforma en ego, se tiende a querer dominar lo indomable...el amor verdadero. Este, como se cita en el artículo, nace de muy dentro y si es correspondido se convierte en la perfecta fusión de dos almas.
Excelente artículo.
Que interesante lo que escribes... pero es muy cierto... el amor se irradia, para que alumbre a los demás... si lousamos solo en nosotros nos podemos terminar quemando... hiriendo... y lastimando... El verdadero amor es el que se comparte... y se reparte... y no el que se guarda, sin sentido...
Besos
Clau!
Me gustaría que fueramos capaces de amar y sentir la dicha de poder expresarlo sin la constante demanda y exigencia de recibirlo. Tal vez descubramos que, al fin, lo que recibimos es lo mismo que damos. Estaremos en ello. Besos.
Para poder amar a los otros, debemos empezar por nosotros mismos.
Besos
Lore
Ohh...eso no lo sabia...pero lo que si se...que el amor verdadero es desinteresado!!!
Saludos y besos
Excelente!
Ela mor.. magia y misterio, entrega total, dar sin esperar..
Muack Siry! Excelente de verdad =)
No tengo mucho mas que agregar, me encanto tu post!!!
Te dejo un beso y abrazo!
ES HERMOSO AMAR Y SER AMADO SIN CONDICIONES, SIN SER JUZGADOS NI JUZGAR....EL AMOR ES UN ACTO DE ENTREGA TOTAL, ES ACEPTACION Y COMO DIJO ALGUIEN EN SU COMENTARIO, PARA PODER AMAR DEBEMOS EMPEZAR POR NOSOTROS MISMOS...DEBEMOS AMAR SIN ESPERAR ALGO A CAMBIO, CUANDO YA HEMOS GANADO CON EL SIMPLE HECHO DE PODER AMAR, DE SENTIR EL AMOR EN NUESTROS CORAZONES.....
HERMOSA TUS PALABRAS,TRANSMITES UNA PAZ QUE HOY MI CORAZON NECESITABA SENTIR.....GRACIAS Y BENDICIONES PARA TODOS.