miércoles, diciembre 31, 2014 |
La zona de confort es esa zona imaginaria donde nos encontramos cómodos porque todo es familiar y lo dominamos, donde no hay imprevistos. La componen un conjunto de conductas que acomodamos para evitar correr riesgos y sentirnos seguros. Pero en la zona de confort no todo es bueno, puede haber cosas malas, que no nos gustan (una relación de pareja, un trabajo, malas costumbres adquiridas, etc.), pero que al fin y al cabo nos resultan cómodas y preferimos esto de“Mas vale malo conocido que bueno por conocer”, por lo que pueda pasar.
Al fin y al cabo toda nuestra vida es una zona de confort, entonces ¿cuál es el problema? El no salir nunca de la zona de confort. El objetivo es ir expandiendo poco a poco nuestra zona de confort, de manera que lo que en un principio está fuera de ella, en terreno pantanoso y que parece “peligroso”, “difícil”, “imposible”, acabe con el tiempo formando parte de ese repertorio de conductas y rutinas de nuestra zona de confort.
¿Qué nos habría pasado a todos si siendo bebés no nos hubiéramos arrancado a explorar lo que nos rodeaba para acabar caminando como lo hacemos ahora? Y en ese proceso nos llevamos algún culetazo y algún coscorrón, pero al final mereció la pena, porque si no aún estaríamos sentados “viéndolas venir”.
Así que si haces un poco de reflexión sobre tu vida y sobre ti mismo/a y ves que hay cosas que no te gustan, tal vez sea el momento de dar un paso hacia el cambio.
Razones por las que no salimos de la zona de confort
- Por hábito: somos animales de costumbres y organizamos nuestra vida en base a unas rutinas, las cuales nos cuesta mucho cambiar.
- Por miedo al cambio y al fracaso: tenemos miedo de probar cosas nuevas por miedo a equivocarnos.
- Por pereza: aquellas cosas que requieren algo de esfuerzo, nos dan una pereza tremenda, porque estamos muy acomodados.
- Por falta de seguridad en nosotros mismos: cuando uno duda de si mismo le cuesta mucho dar un paso al frente, correr riesgos, porque si le sale mal supone una punzada en su ya baja autoestima.
- Por hacer más caso a los demás que a nuestras propias ambiciones: a menudo nos rodeamos de gente que (aunque con buena fe) nos lastran con sus comentarios del tipo “¿estás seguro de eso?”, “¿no te parece un riesgo?”, “ten cuidado que igual te sale mal”,… Esto está muy relacionado con el punto anterior, a menos seguridad, más valor le daremos a la opinión de los otros en detrimento de la nuestra.
Beneficios de salir de la zona de confort
- Salir de la zona de confort nos aporta muchos beneficios, estos serían algunos de ellos:
- Estimula nuestro afán de superación: Cuando conseguimos ampliar una vez nuestra zona de confort la satisfacción es tal que vemos que podemos ir a más y más y se inicia un ciclo de escalada hacia el éxito.
- Fomenta el crecimiento personal: cuando nos damos cuenta de que somos capaces de alcanzar aquello que nos daba miedo, es una aportación muy valiosa a nuestra “mochila” que nos va a acompañar en adelante en nuestro camino a explorar mas allá de nuestra nueva zona de confort.
- Nos permite aprender a lidiar con los imprevistos: decimos adiós a la aburrida seguridad de la zona de confort y aprendemos miles de herramientas para hacer frente a imprevistos que surjan.
- Aumenta la seguridad en nosotros mismos: cuando uno se enfrenta a un reto y lo supera cree un poquito más en sí mismo y eso le da una inyección de valentía y seguridad para dar el siguiente paso y así sucesivamente.
Después de leer esto, ¿todavía te apetece quedarte en tu zona de confort? Si tu respuesta es sí, no pasa nada, cada uno necesitamos nuestro tiempo y espacio para analizar nuestra realidad y decidir qué hay alrededor de nuestra zona de confort con lo que nos atrevamos para empezar. Y si tu respuesta ha sido no, ¡enhorabuena! ¡Ese es el primer paso! No consiste en lanzarse “a lo loco” fuera de la zona de confort, sino enfocarse en aquellas cosas que nos llevarán al éxito.
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Reflexiones
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