viernes, mayo 27, 2011 |
Durante una batalla, cierto general decidió atacar al adversario a sabiendas que su ejército era inferior en número de efectivos. Pero estaba confiado en ganar, aun cuando sus hombres estaban llenos de dudas.
Camino a las operaciones, se detuvieron en una capilla. Después de rezar con sus hombres, el general sacó una moneda y dijo: – Ahora tiraré la moneda. Si es cara, ganaremos. Si es cruz perderemos. El destino se revelará.
Tiró la moneda en el aire y todos miraron atentos como aterrizaba en el suelo. Era cara. Los soldados estaban tan contentos y tan confiados que atacaron vigorosamente al enemigo y consiguieron la victoria. Después del combate, un teniente le dijo al general:
“Nadie puede cambiar el destino“.
Tal vez contestó el general con una sonrisa de picardía mientras mostraba al teniente una moneda que tenía cara en ambos lados.
Camino a las operaciones, se detuvieron en una capilla. Después de rezar con sus hombres, el general sacó una moneda y dijo: – Ahora tiraré la moneda. Si es cara, ganaremos. Si es cruz perderemos. El destino se revelará.
Tiró la moneda en el aire y todos miraron atentos como aterrizaba en el suelo. Era cara. Los soldados estaban tan contentos y tan confiados que atacaron vigorosamente al enemigo y consiguieron la victoria. Después del combate, un teniente le dijo al general:
“Nadie puede cambiar el destino“.
Tal vez contestó el general con una sonrisa de picardía mientras mostraba al teniente una moneda que tenía cara en ambos lados.
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Reflexiones
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1 Dejaron huellas de su paso...:
Ya ves debe ser verdad eso de que "la fe mueve montañas"
Cuando las convicciones son profundas suelen convertirse en realidades.
Como siempre un placer leerte.
Un beso