jueves, septiembre 19, 2019 |
Las crisis nos movilizan para crecer cuando llegamos a un punto de estancamiento y necesitamos evolucionar. 

Hay que fluir aunque sea en mitad de la incertidumbre. Desprenderme de lo que me daña y empequeñece es lo que libera y fortalece. 

Mi crisis personal llegó cuando todo aquello que durante años había dado soporte y sentido a mi vida dejó de ser el apoyo que me había sostenido. Aunque estaba rodeada de personas, me sentía sola, incomprendida y en un desierto. Me estaba ahogando y muriendo por dentro. Empecé hablando con personas con las que había compartido durante largo tiempo, me sentí totalmente incomprendida. 

Cuando vivimos un estancamiento en las relaciones, del tipo que estas sean, se hace imperioso reciclarse. Pero hay miedos que se interponen. Miedo a la ruptura, al conflicto o a ser incomprendido. 

Es en ese momento cuando Comenzaron a surgirme preguntas como: 

¿Qué quiero realmente? 
¿Qué obstáculos se interponen en mi camino? 
¿Qué me impide afrontar o superar ese obstáculo? 
A cada miedo que iba surgiendo, me confrontaba a las siguientes preguntas: 
¿Qué es lo peor que puede ocurrir si sucede lo que temo? 
¿Cuál es el mejor resultado posible para mí o para los demás si lo hago, aunque sienta miedo al  hacerlo? 

You can follow any responses to this entry through the RSS 2.0 feed. You can leave a response, or trackback from your own site.

0 Dejaron huellas de su paso...:

Blog Widget by LinkWithin