lunes, abril 10, 2017 |

El humano busca información básica y barata que le diga que va a pasar, que es ésto o aquello, pero nada que le involucre ni le transforme la vida. 

Es preciso hacer cambios en nuestra vida, irnos hacia nuestro interior, pensamos que podemos ser salvos por cumplir con unos requisitos, por unas prácticas y nos olvidamos de cuáles son nuestras acciones, cómo está nuestra conciencia, cómo está nuestro pensamiento, que hacemos nosotros con nuestro tiempo, con nuestra vida. 

No se trata de ponernos túnicas, de ponernos collares, de ponernos cosas en la cara, cosas llamativas. Se trata de ponernos más simples, más sencillos, amar la vida, valorar una conversación, un atardecer, todo lo simple y espontáneo. 

La espiritualidad es regresar a la esencia del ser humano, de ahí parten los valores que tienen que ver con la naturaleza, con el amor a mí mismo, que le estoy dando a mi vida, a mi cuerpo, desde la forma de alimentarme, mis pensamientos son en armonía o solo hacia mis intereses. 

Ser espiritual no significa decir todo es color de rosa, todo es bonito, todo es perfecto. Ser espiritual es tener la capacidad de ver y decir la verdad. 

Ser espiritual no es repetir frases o versos pretendiendo cerrar la mirada y/o los oídos a la realidad. Seríamos cómplices por omisión o inocente ignorancia a los conflictos y la muerte de muchísimas personas por ideologías o intereses económicos de ciertos grupos que tienen el apoyo de los medios de comunicación por su fuerza monetaria o jerárquica. 

Ser espiritual es tener la capacidad de ver y decir la verdad, tener los ojos, oídos y mente abiertos a la realidad de nuestro entorno,esto nos afecta a todos por igual aun sin quererlo. Decir que en mi mundo no hay hambre ni miseria, es decir que vivo en otro planeta que no es la Tierra. 

Recitar palabras bonitas, con ello se está creando una falsa espiritualidad sin señalar lo que se debe señalar, donde tácitamente nos estamos girando a ver lo que esos grupos poderosos quieren que veamos. Muchos espirituólogos, hacen de esta nueva espiritualidad un maravilloso negocio de marketing. 

Un simple ejercicio nos muestra la verdad, acaso imaginamos a Jesús de Nazareth lanzando su hermoso y magistral Sermón de la montaña desde una plataforma televisiva, con un traje del mejor modisto, maquillado y con un staff de especialistas en publicidad y mercadeo para hacer llegar su mensaje a mas personas. Un Jesús cobrando miles de (dólares o euros) por aparecer en el lanzamiento de un nuevo producto al mercado a fin de hacerlo ver como más sano y a tono con la nueva era? 

Muchos dirán, eran otros tiempos, hoy día hay herramientas que en aquella época no existían. Pues precisamente eso hace la gran diferencia. Jesús fue conocido por lo que hizo mas que por lo que dijo, estos "espirituólogos" que hacen aparte de sus shows muy bien pagos? sus costosos cursos? se sabe de algo maravilloso que hayan hecho? a quien han sanado de verdad, mas allá de un efecto hipnótico momentáneo de sus efervescentes palabras? 

Se que me expongo a la New Inquisición, a ser criticada y atacada por decir, como lo diré de forma tan tajante, el 90% de la nueva espiritualidad es pura farsa, una vulgar mentira, un arreglo para abrir camino a la implantación de una nueva creencia, de una nueva forma de alienar al ser humano aun cuando aparenta ser de mas libertad de acción y pensamiento. Sus líderes, muchos de sus "apóstoles o propagadores" son vulgares mercaderes, que van por la calle vendiendo la liberación de las ataduras, la muerte del Ego y el desapego, mientras en su vida privada se soban las manos para amasar sus fortunas mientras estudian cual será el próximo paso hacia la acoplación de la nueva tendencia espiritual. 

Lo viejo tiene muchas fallas, lo nuevo es mayormente una máscara. Sin embargo, también reconozco con gran satisfacción, que un pequeño grupo, un 10% o quizá menos son auténticos seres de Luz que iluminan su paso por donde van, son instrumento de verdaderos y profundos cambios positivos. Seres que sin sentirse dioses, desde su propia imperfección, no les importa llenarse los pies de lodo y abrazar con sinceridad a alguien que quizá ni se haya bañado durante semanas, a ellos no les importa la apariencia, sino la esencia. Su vida no es una doble moral, son seres sencillos y transparentes. Son pocos, pero si existen. Hay esperanza de un mundo mejor, el asunto es no caer en las garras de los mercaderes
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