miércoles, marzo 22, 2017 |

A bordo de este autobús de la Linea Los Curos, que me deja en la entrada hacia donde resido, viví una hermosa experiencia que quiero compartir. 

El conductor un hombre joven de unos 30 a 35 años, muy amable, la unidad impecable, el señor daba los buenos días a todo pasajero al subir y despedía con un "que tenga buen día" a todo el que se bajaba, recordé aquel del libro Inteligencia Emocional, este señor hacía agradable el trayecto. Cuando íbamos en la parte alta de Los Curos nos dijo, que lo disculpáramos que se iba a detener unos instantes. Frente a una casa había dos niñas y un niño, con un rostros de alegría, de felicidad mas bien. El niño gritó "mi papá", la niña mayor de unos 10 añitos le entrega una vianda, la otra niña una botella de agua diciendo está fría y recibe la vacía. Unos segundos duró esto, él señor reanudó enseguida la marcha dándole la bendición a sus hijos que ingresaban a la vivienda. 

Aquello me llamó la atención, los niños a la espera del padre para darle el almuerzo y agua, sus rostros de alegría, de amor y respeto hacia él. Entendí la razón de ese señor andar por la vía como lo hace, feliz, tal como se mostraban los rostros de sus hijos. Sentí un profundo respeto por él, el apoyo y amor de su familia son los que lo tienen así, tan sereno, equilibrado. Tomé una foto desde mi asiento y no me pude contener, me acerqué al conductor para pedirle permiso para tomarle una foto a él, quería escribir sobre él, hay choferes amables que bien vale la pena exaltar. El se negó, me dijo que las cosas buenas se hacen en silencio. 

Esa breve conversación hizo aumentar mi respeto hacia él, es muy cierto, lo bueno se hace en silencio, y si, somos el producto de nuestra propia familia, del modelo que recibimos de nuestros padres. Para conocer a una persona, tendríamos que conocer a sus padres. Para conocer a una mujer deberíamos fijarnos en su madre. Para conocer a un hombre deberíamos fijarnos en su padre. Cuantos lamentos nos evitaríamos si nos detenemos a observar esos detalles. 

Hay muchos seres valiosos, no sabemos nada de ellos pues, son silenciosos. En realidad, si a cada obra buena que hacemos le hacemos publicidad, realmente no estamos haciendo el bien, nos estamos haciendo propaganda, queremos que nos llamen "buenos" cuando quizá nosotros mismos no nos sentimos así. 

Mucho para meditar e entronizar en un día que comenzó con un sol radiante
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0 Dejaron huellas de su paso...:

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