lunes, noviembre 05, 2012 |
«Todo es dual; todo tiene polos; todo tiene su par de opuestos; semejante y desemejante son lo mismo; los opuestos son idénticos en naturaleza, pero diferentes en grado: los extremos se encuentran; todas las verdades no son sino medias verdades; todas las paradojas pueden ser reconciliadas.»
El Kybalion.
Este principio incorpora la verdad -de que «todo es dual», «todo tiene dos polos», «todo tiene su par de opuestos», todos los cuales eran viejos axiomas herméticos. Explica las viejas paradojas, que han dejado perplejos a tantísimos, que han sido establecidas como sigue «Tesis y antítesis son idénticas en naturaleza, pero diferentes en grado»; «los opuestos son lo mismo, difiriendo sólo en grado»; los pares de opuestos pueden ser reconciliados»; «los extremos se encuentran»; «todo es y no es al mismo tiempo»; «todas las verdades no son sino medias verdades»; «toda verdad es medio falsa»; «hay dos lados para todo», etc.
Explica que en todo hay dos polos, o aspectos opuestos, y que los «opuestos» son realmente sólo los dos extremos de la misma cosa, con muchos grados variables entre ellos.
Para ilustrar esto: calor y frío, aunque «opuestos», son realmente la misma cosa, consistiendo la diferencia meramente de grados de la misma cosa. ¡Mirad a vuestro termómetro y ved si podéis descubrir dónde termina el «calor» y comienza el «frío»! NO hay tal cosa como el «calor absoluto» o el «frío absoluto» -los dos términos «calor» y «frío» indican simplemente grados variables de la misma cosa, y esa «misma cosa» que se manifiesta como «calor» y «frío» es meramente una forma, una variedad y una frecuencia de vibración-. Así que «calor» y «frío» son simplemente los «dos polos» de eso que llamamos «calor»-y los fenómenos que le acompañan en consecuencia son manifestaciones del principio de polaridad-.
El mismo principio se manifiesta en el caso de «luz y oscuridad», que son la misma cosa, consistiendo la diferencia de grados variables entre los dos polos del fenómeno. ¿Dónde cesa la «oscuridad» y comienza la «luz»?
¿Cuál es la diferencia entre « grande» y «pequeño»? ¿Entre «duro» y «blando»? ¿Entre «negro» y «blanco»? ¿Entre «agudo» y «romo»? ¿Entre «bulla» y «calma»"? ¿Entre «alto» y «bajo»? ¿Entre «positivo» y «negativo»? El principio de polaridad explica estas paradojas, Y ningún otro principio puede suplantarlo.
El mismo principio opera en el plano mental. Tomemos un ejemplo radical y extremo: el de «amor y odio», dos estados mentales totalmente diferentes aparentemente. Y sin embargo hay grados de odio y grados de amor, y un punto medio en el que usamos los términos «gusto» e, «disgusto». que se solapan tan Gradualmente que a veces no atinamos a saber si «gustamos» o «disgustamos» o «ninguna de ambas cosas». Y todos son simplemente grados de la misma cosa, como veréis si queréis pensar tan sólo un momento. Y más que esto (y considerado de más importancia por los hermetistas), es posible cambiar las vibraciones de odio a las vibraciones de amor, en la propia mente de uno y en las mentes de otros. Muchos de vosotros, que leéis estas líneas, habéis tenido experiencias personales de la rápida transición involuntaria del amor al odio, y al contrario, en vuestro propio caso y en el de otros. Y realizaréis por tanto la posibilidad de que esto se consiga por el uso de la voluntad, por medio de las fórmulas herméticas. «Bien» y «mal» no son sino los polos de la misma cosa, y el hermetista entiende el arte de transmutar el mal en bien, por medio de una aplicación del principio de polaridad. En breve, el «arte de polarización» se convierte en una fase de la «alquimia mental» conocida y practicada por los maestros herméticos antiguos y modernos. Un entendimiento del principio le capacitará a uno para cambiar su propia polaridad, así como la de otros, si quiere dedicar el tiempo y el estudio necesarios para amaestrar el arte.
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Principios
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