viernes, agosto 20, 2010 |
De: Mónica Quevedo Verdolini
Las personas se la pasan la mayor parte de su vida sintiéndose ofendidas por lo que alguien les hizo.

¡Nadie, nunca jamás te ha ofendido!

Son tus expectativas de lo que esperabas de esas personas, las que te hieren.

Y las expectativas tu las creas con tus pensamientos. No son reales. Son imaginarias.

Si tu esperabas que tus padres te dieran mas amor, y no te lo dieron, no tienes porque sentirte ofendido. Son tus expectativas de lo que un padre ideal debió hacer contigo, las que fueron violadas.

Y tus ideas son las que te lastiman.

Si esperabas que tu pareja reaccionara de tal y cual forma y no lo hizo… Tu pareja no te ha hecho nada. Es la diferencia entre las atenciones que esperabas tuviera contigo y las que realmente tuvo, las que te hieren. Nuevamente, eso está en tu imaginación.

¿Enojado con Dios? Son tus creencias de lo que debería hacer Dios, las que te lastiman. Dios jamás ofende y daña a nadie.

Un hábito requiere de todas sus partes para funcionar. Si pierde una, el hábito se desarma. El hábito de sentirte ofendido por lo que te hacen otros (en realidad nadie te hace nada) desaparecerá cuando conozcas mejor la fuente de las ofensas.

Cuando nacemos, somos auténticos. Pero nuestra verdadera naturaleza, es suprimida y sustituida artificialmente por conceptos que nuestros padres, la escuela, la sociedad y los medios nos enseñan.

Y crean una novela falsa de como deberían ser las cosas en todos los aspectos de tu vida y como deben de actuar los demás. Una novela que no tiene nada que ver con la realidad.

También, las otras personas son criaturas de inventario. A lo largo de su vida, coleccionan experiencias: padres, amigos, parejas, etc. y las almacenan en su inventario interior.

Las experiencias negativas dejan una huella mas profunda en nosotros que las positivas.

Y cuando una persona es maltratada (por NO haber dicho o hecho lo que se esperaba de ella) por alguien, deja esa experiencia en su inventario. Cuando conoce a otro alguien, tiene miedo. Y trata de ver si la nueva persona repetirá las mismas actitudes que la que le hirieron, o sea que se predispone.

Saca una experiencia de su inventario negativo. Se pone los lentes de esa experiencia y ve a las nuevas personas y experiencias de su vida, con esos lentes, obviamente lo que teme lo provoca.

¿Resultado? Se duplican los mismos problemas y las mismas experiencias negativas.

Y el inventario negativo sigue creciendo. En realidad lo que hace es que te estorba. No te deja ser feliz. Y a medida que se avanza en años, se es menos feliz. Es porque el inventario negativo aumenta año con año.

¿Has visto a las personas de edad avanzada y a los matrimonios con muchos años? Su inventario es tan grande, que parece que la negatividad es su vida. Una y otra vez sacan experiencias de su inventario negativo ante cualquier circunstancia.

Una de las mayores fuentes de ofensas, es la de tratar de imponer el punto de vista de una persona a otra y guiar su vida. Cuando le dices lo que debe hacer y te dice no, creas resentimientos por partida doble. Primero, te sientes ofendido porque no hizo lo que querías.

Segundo, la otra persona se ofende porque no la aceptaste como es.

Y es un círculo vicioso.



Todas las personas tienen el derecho divino de guiar su vida como les plazca.

Aprenderán de sus errores por si mismos. Déjalos ser.

Además recuerda también, que nadie te pertenece. Cuando los colonos americanos querían comprarles sus tierras a los Pieles Rojas, estos les contestaron: ¿Comprar nuestras tierras? ¡Si no nos pertenecen! Ni el fulgor de las aguas, ni el aire, ni nuestros hermanos los búfalos a los cuales solo cazamos para sobrevivir. Es una idea completamente desconocida para nosotros.

Ni la naturaleza, ni tus padres, ni tus hermanos, ni tus hijos, tus amigos o parejas te pertenecen. Es como el fulgor de las aguas o el aire. No los puedes comprar. No los puedes separar. No son tuyos. Sólo los puedes disfrutar como parte de la naturaleza. El cauce de un río no lo puedes atrapar. Sólo puedes meter las manos, sentir el correr de las aguas entre ellas, y dejarlo seguir.



Las personas son un río caudaloso. Cualquier intento de atraparlas te va a lastimar. Ámalas, disfrútalas y déjalas ir.

Entonces ¿Hace falta perdonar?

1) Entiende que nadie te ha ofendido. Son tus ideas acerca de como deberían actuar las personas y Dios las que te hieren. Estas ideas son producto de una mascara social, que has aprendido desde tu infancia de forma inconsciente. Reconoce que la mayoría de las personas NUNCA van a cuadrar con esas ideas que tienes. Porque son ideas falsas.

2) Deja a las personas ser. Deja que guíen su vida como mejor les plazca. Es su responsabilidad. Dales consejos, SOLO SI TE LO SOLICITAN, pero permite que tomen sus decisiones. Es su derecho divino por nacimiento: el libre albedrío y la libertad.

3) Nadie te pertenece. Ni tus padres, amigos y parejas. Todos formamos parte del engranaje de la naturaleza. Deja fluir las cosas sin resistirte a ellas. Ama y deja ser.

4) Deja de pensar demasiado. Ábrete a la posibilidad de nuevas experiencias. No utilices tu inventario. Abre los ojos y observa el fluir de la vida como es. Cuando limpias tu visión de lentes obscuros y te los quitas, el resultado es la limpieza de visión.

5) La perfección no existe. Ni el padre, amigo, pareja o Dios perfecto.

Es un concepto creado por la mente humana que ha un nivel intelectual puedes comprender, pero en la realidad NO EXISTE.

Porque es un concepto imaginario. Un bosque perfecto serian puros árboles, Sol rico, no bichos… ¿existe? No.

Para un pez, el mar perfecto sería aquel donde no hay depredadores ¿existe? No.

Solo a un nivel intelectual. En la realidad JAMAS VA A EXISTIR. Naturalmente, al pez solo le queda disfrutar de la realidad.

Cualquier frustración de que el mar no es como quiere que sea no tiene sentido. Deja de resistirte a que las personas no son como quieres. Acepta a las personas como el pez acepta al mar y ámalas como son.

6) Intoxícate con la vida. La vida real es más hermosa y excitante que cualquier idea que tienes del mundo. Me complacerá decírtelo por experiencia.

7) Imagina a esa persona que te ofendió en el pasado.

Imagínate que ambos están cómodamente sentados. Dile porque te ofendió. Escucha su explicación amorosa de porque lo hizo. Y perdónala.

Si un ser querido ya no esta en este mundo, utiliza esta dinámica para decirle lo que quieres. Escucha su respuesta. Y dile adiós. Te dará una enorme paz.

8) A la luz del corto periodo de vida que tenemos, solo tenemos tiempo para vivir, disfrutar y ser felices. Nuestra compañera la muerte en cualquier momento, de forma imprevista, nos puede tomar entre sus brazos. Es superfluo gastar el tiempo en pensar en las ofensas de otros. No puedes darte ese lujo.

9) Es natural pasar por un periodo de duelo al perdonar, deja que tu herida sane. Descárgate con alguien para dejar fluir el dolor.

Vuelve a leer este articulo las veces necesarias y deja que los conceptos empiecen a sembrar semillas de conciencia en tu interior.

Aprende con honestidad los errores que cometiste, prométete que no lo volverás a hacer y regresa a vivir la vida.

Y como dirían los Beatles, LET IT BE....

Es una nota para leer una y otra vez... me quedo con la frase:

Deja a las personas ser. Deja que guíen su vida como mejor les plazca. Es su responsabilidad. Dales consejos, SOLO SI TE LO SOLICITAN, pero permite que tomen sus decisiones. Es su derecho divino por nacimiento: el libre albedrío y la libertad.

Realmente si hubiera hecho esto muchas veces en mi vida.... me habría evitado muchos momentos!!!

Espero que les sirva.

Un abrazo de almas.
José Prieto
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1 Dejaron huellas de su paso...:

On 20/8/10 14:48 , Beatriz dijo...

Buenísima reflexión!!! como para releer cuando nos sentimo ofendidios por tantas pavadas. Que difícil es controlar nuestros pensamientos, pero se puede tomando conciencia de ellos y tratando de cambiarlos. Te felicito por todas las cosas tan beneficiosas para el alma que publicás. Que tengas un buen fin de semana.

 
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