jueves, septiembre 13, 2018 |

Desear es algo innato en el hombre, todo el mundo desea algo alguna vez, aunque sea que todo siga igual. Pero no todas las personas ven cumplidos sus deseos, y las que los ven cumplidos, tal vez no los vean como querían. 
¿Cuáles son los mecanismos que conectan algo tan subjetivo como los deseos con la objetividad de su realización? ¿Es suficiente con desear algo mentalmente? 
Encontramos diversos mecanismos que hacen que nuestros deseos se cumplan. 
El primero es la socialización del deseo; es decir, hacer a las personas de nuestro entorno partícipes de nuestros deseos. De esa forma ellos contribuirán a que nos aproximemos a su realización. 
Un segundo mecanismo más sutil es el que brinda la ley del karma, que dice que cuanto ofrezcamos al mundo nos será devuelto proporcionalmente. 
Por tanto, si buscamos generosidad no debemos esperarla ofreciendo tacañería sino mostrando generosidad. 
Por último existe un mecanismo aún más etéreo, que es el del pensamiento materializado, que consiste en recrear mentalmente la escena en la que alcanzamos nuestro deseo. Según este mecanismo, nuestra mente quedará impregnada por ese pensamiento y condicionará todas nuestras acciones, de modo que nos iremos aproximando a la consecución de nuestro deseo de forma inconsciente. 
La potencialidad de este mecanismo radica en su capacidad de emular todos las detalles que rodean la escena del deseo, de tal forma que nos previene de posibles inconvenientes. Y es que siempre tendremos que tener clara la diferencia entre deseo y capricho si queremos ver cumplidos nuestros verdaderos deseos.
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