sábado, febrero 18, 2017 |

Una tarde lluviosa, fría de esas que invitan al descanso. Luego de tantos meses en donde todos los días para mi eran laborables, de un tiempo acá, mi cuerpo pide descanso, un cambio de actividad que no implique esfuerzo físico y se lo he dado. 

Les comparto esto que encontré sobre el descanso semanal. 

El descanso semanal es tan importante para la salud, como lo es el descanso diario, y es debido a esto que es obligatorio para los trabajadores de todo establecimiento comercial e industrial, cualquiera sea su naturaleza, tomar por lo menos un día de descanso a la semana. 

Toda actividad laborar produce fatiga a cabo de un tiempo. Esta fatiga es la consecuencia de la carga física y mental que resulta del desgaste del organismo después de cualquier actividad, tanto de la parte física como la mental. 

La necesidad del descanso 

El descanso en el trabajo para reposar tras la fatiga consecuente a las tareas, es uno de los componentes de las condiciones de trabajo para que la maquinaria viviente, nuestro cuerpo, pudiese trabajar eficientemente. De hecho, este mismo ritmo / biorritmo: actividad-descanso podemos notarlo en toda la naturaleza. Por ejemplo, las olas del mar suben, luego descansan; el corazón late (sístole), luego descansa (diástole), y así lo podemos ver en muchos otros ciclos rítmicos naturales. Así que el descanso está dentro del “conjunto de propiedades o condiciones” necesarias para el goce de una calidad de vida de trabajo a todos los niveles del ser: mental, física y espiritual. 

Ahora bien ¿Existe alguna razón fisiológica por la que necesitamos reposar un día de cada siete? ¡Claro que sí! Existen lo que se llama ritmos endógenos, llamados así porque parecen depender de un reloj interno inherente al propio organismo, que funciona independientemente de la intensidad de la radiación solar exterior. El más notable de esos ritmos endógenos es el llamado ritmo “circaseptano”, porque se repite cada siete días. 

¿Por qué cada siete días? Se ha descubierto que existen funciones orgánicas que oscilan con un ritmo semanal. El Dr. Franz Halberg, de la Universidad de Minnesota, científico conocido como el “padre de la cronobiología”, fué y el primero en acuñar el concepto del ritmo “circaseptano”, cuyos beneficios incluye, entre muchos otros, sobre la presión arterial y la división celular (mitosis). Se ha comprobado que la frecuencia de los accidentes cerebrovasculares, de las hemorragias cerebrales subaracnoideas y de las crisis coronarias, siguen ciclos de siete días. 

De hecho, las divisiones celulares que ocurren cada siete días se toman en cuenta para optimizar la administración de medicamentos contra el cáncer, como la quimioterapia. Curiosamente, también se han observado estos ritmos endógenos de siete días, independientes de los factores ambientales, en otros seres vivos como los ratones, en algunos insectos, bacterias e incluso en algas verdes marinas del género Acetabularia. Los investigadores se preguntan cómo las algas microscópicas que forman parte del fitoplancton, saben medir las semanas, y aunque aún no se ha podido explicar, lo cierto es que ocurre. Los ciclos de reposo, tanto diarios como semanales, favorecen el desarrollo de las funciones superiores del ser humano, como la memoria, el aprendizaje, la creatividad y aún la sensibilidad espiritual. La llegada de la noche nos recuerda a todos que se acerca el tiempo del descanso diario. Pero no existe ningún fenómeno natural -al menos que podamos identificar- que nos alerte de que ha llegado el día de descanso semanal. Las ocupaciones y afanes de la vida parecieran silenciar el delicado reloj interno que todos los seres vivos llevamos dentro, haciéndonos ignorar así la necesidad de descansar un día de cada siete. 

“Tu cuerpo, tu mente y tu espíritu necesitan reposar un día de cada siete”.
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