lunes, noviembre 28, 2016 |
 La palabra astral, que comenzó a ser utilizada por alquimistas de la Edad Media, significa estelar, y nos da a entender que está referida, en relación al ser humano, a la luminosidad de su materia así denominada, parecida a la de una estrella. 

El estudio de este mundo o plano es uno de los más complejos, pero, afortunadamente, se ha avanzado mucho en él, se saben muchas cosas que, en su mayor parte, parecen haber sido comprobadas por personas ya tan evolucionadas que pueden ser tenidas como Guías o Maestros. 

Se dispone de la vista astral, también llamada vista de la cuarta dimensión debido a que, ciertamente, sus alcances sobrepasan los habituales de la vista que vamos a llamar "normal", o sea, la de la persona corriente. 

Los chakras o centros de fuerza también son conocidos, y además, de muy antiguo. También para verlos es preciso de la vista astral, y entonces se captan cosas que sólo pueden ser calificadas de maravillosas e incluso de portentosas. Tampoco es fácil estudiar los chakras. 

Sin embargo, siempre hay un sistema que lo facilita todo cuando el ser humano desea aprender; quiere decirse que lo desea personal e íntimamente, no que se le impone determinado aprendizaje. Quien desee verdaderamente aprender el tema del mundo astral y los chakras lo tiene, en realidad, muy fácil... la voluntad. 

Nada se aprende en profundidad en un instante. Ni siquiera las cosas sencillas. Todo proceso tiene un principio, una base, un abc que debe ser asimilado prioritariamente. Y es con la ampliación progresiva de conocimientos que el ser humano abandona las bajas y groseras esferas en las que suele habitar y llega, más pronto o más tarde, a alcanzar las más altas cimas de la noble condición de ser humano evolucionado "de hombre despierto". 

El camino empieza ahora®

Juan Narvaez
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