lunes, febrero 02, 2015 |
Si miramos la vida desde la tercera dimensión, podemos decir que cometemos errores y que nos equivocamos. Pero si miramos la vida desde una perspectiva mas elevada, desde la espiritualidad, estos errores dejan de ser errores y pasan a convertirse en experiencias que nos ayudan a aprender y mejorar. 

Somos aprendices, pero aprendices muy especiales. Porque en realidad no estamos aprendiendo, más bien estamos recordando todo lo que ya sabemos, pero que hemos olvidado bajo el velo del olvido voluntario.

Cada eventualidad que podemos etiquetar como un error, no es más que una acción que demuestra la falta de alineación para recordar la verdad. Lo más increíble es que no existe otra manera de recordar. ¿Cómo puedes aprender algo sin experimentar con prueba y error? 

Muchas personas pretenden nunca fallar, nunca dejar de acertar y ese deseo se convierte en su peor enemigo. Pueden sentirse muy mal, derrotados, frustrados y molestos con ellos mismos bajando su autovalor, sin darse cuenta de que esas cosas que le han sucedido, son exactamente las que tenían que suceder para su bien, para acercarse a la verdad. 

Hay demasiadas personas en este mundo sufriendo y sintiéndose culpables por haberse equivocado según lo que dice su propio criterio o según el criterio de otros. Hay muchos sistemas que están basados y existiendo solo en base a este sufrimiento absurdo e inútil. 

Cuando nos damos cuenta de que estos errores son los peldaños para mejorar y elevar nuestro nivel de consciencia, la vida se torna muy distinta, mucho más liviana y entretenida. No importa el tamaño que puedas asignarle a tu error, para el Universo no existe la misma escala de graduación, posiblemente ni siquiera exista una escala de graduación. Y quizás ni siquiera exista la palabra error. . 

Y aquí estamos nosotros, pensando que la vida se ha tornado un desastre debido a lo que hicimos o dejamos de hacer y sufriendo también por lo que han hecho otros.

Otro punto importante en todo esto, es que todo error puede ser corregido sin que el tiempo y el espacio puedan impedirlo. El tiempo verdadero no es lineal. En este preciso instante podemos corregir acciones, pensamientos y emociones que se manifestaron hace muchos años atrás. Desde el momento presente se puede limpiar pasado y futuro. Todo es un eterno ahora. 

Enrique Salazar A.
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