jueves, marzo 31, 2011 |
Había una vez una isla muy linda y de naturaleza indescriptible, en la que vivían todos los sentimientos y valores del hombre; El Buen Humor, la Tristeza, la Sabiduría… como también, todos los demás, incluso el AMOR.

Un día se anunció a los sentimientos que la isla estaba por hundirse.
Entonces todos prepararon sus barcos y partieron. Únicamente el AMOR quedó esperando solo, pacientemente, hasta el último momento.

Cuando la isla estuvo a punto de hundirse, el AMOR decidió pedir ayuda.

La riqueza pasó cerca del AMOR en una barca lujosísima y el AMOR le dijo: “Riqueza… ¿me puedes llevar contigo?” – No puedo porque tengo mucho oro y plata dentro de mi barca y no hay lugar para ti, lo siento, AMOR…

Entonces el Amor decidió pedirle al Orgullo que estaba pasando en una magnifica barca. “Orgullo te ruego… ¿puedes llevarme contigo?
No puedo llevarte AMOR… respondió el Orgullo: – Aquí todo es perfecto, podrías arruinar mi barca y ¿Cómo quedaría mi reputación?

Entonces el AMOR dijo a la Tristeza que se estaba acercando: “Tristeza te lo pido, déjame ir contigo”. – No AMOR… respondió la Tristeza. – Estoy tan triste que necesito estar sola.

Luego el Buen Humor pasó frente al AMOR, pero estaba tan contento que no sintió que lo estaban llamando.

De repente una voz dijo: “Ven AMOR te llevo conmigo”. El AMOR miró a ver quien le hablaba y vio a un viejo.
El AMOR se sintió tan contento y lleno de gozo que se olvidó de preguntar el nombre del viejo.
Cuando llegó a tierra firme, el viejo se fue. El AMOR se dio cuenta de cuanto le debía y le pregunto al Saber: “Saber, ¿puedes decirme quien era este que me ayudo?”.
-”Ha sido el Tiempo”, respondió el Saber, con voz serena.
-¿El Tiempo?… se preguntó el AMOR, ¿Por qué será que el tiempo me ha ayudado?

Porque solo el Tiempo es capaz de comprender cuan importante es el AMOR en la vida.
miércoles, marzo 30, 2011 |
Un pescador encontró entre sus redes una botella de cobre con el tapón de plomo. Parecía muy antigua.

Al abrirla salió de repente un genio maravilloso que una vez liberado le dijo al pescador:

-Te concedo tres deseos por haberme sacado de mi encierro. ¿Cuál es tu primer deseo?

-Me gustaría que me hicieras lo bastante inteligente y claro como para hacer una elección perfecta de los otros dos deseos -dijo el pescador.

-Hecho -dijo el genio-, y ahora, ¿cuáles son tus otros dos deseos?

El pescador reflexionó un momento y dijo:

-Muchas gracias, no tengo más deseos.
martes, marzo 29, 2011 |
Un hombre vino muy temprano a presentarse en el palacio del profeta Salomón, con el rostro pálido y los labios descoloridos.

Salomón le preguntó:

-"¿Por qué estás en ese estado?"

Y el hombre respondió:

-"Azrael, el ángel de la muerte, me ha dirigido una mirada impresionante, llena de cólera. Manda al viento, por favor te lo suplico, que me lleve a la India para poner a salvo mi cuerpo y mi alma."

Salomón mandó, pues, al viento que hiciera lo que pedía el hombre. Al día siguiente el profeta preguntó a Azrael:

-"¿Por qué has echado una mirada tan inquietante a este hombre que es un fiel? Le has causado tanto miedo que ha abandonado su patria."

Azrael respondió:

-"Ha interpretado mal esa mirada. No lo miré con cólera, sino con asombro. Dios, en efecto, me había ordenado que fuese a la India a tomar su vida y me dije: "¿Cómo sería posible encontrarlo en la India, a menos que tuviese alas?""

¿De quién huyes tú? ¿De tí mismo? Eso es algo imposible. Más valdría confiar en la verdad que querer evitarla.

Cuentos Sufíes
lunes, marzo 28, 2011 |
Un gato pasó casualmente junto a una asamblea de perros cuyo líder decía:

-¡Hermanos, recemos juntos y pidamos con fervor que el Gran Dios Perro nos envíe del cielo buenos y abundantes huesos!

El gato se alejó de allí, diciendo para sí:

-¡Estúpidos idolatras, ignorantes infieles!

¿Cómo es posible que le recen a ese dios de paganos y no al verdadero Gran Dios Gato, y cómo es posible que en vez de huesos no pidan ratones?


Moraleja: muchas veces la mente es enemigo invisible nos lleva al fanatismo y nos oculta la verdad.
sábado, marzo 26, 2011 |
Muy tarde por la noche Nasrudin se encuentra dando vueltas alrededor de una farola, mirando hacia abajo. Pasa por allí un vecino.

- ¿Qué estás haciendo Nasrudín, has perdido alguna cosa?- le pregunta.

- Sí, estoy buscando mi llave.

El vecino se queda con él para ayudarle a buscar. Después de un rato, pasa una vecina.

-¿Qué estáis haciendo? - les pregunta.

- Estamos buscando la llave de Nasrudín.

Ella también quiere ayudarlos y se pone a buscar.

Luego, otro vecino se une a ellos. Juntos buscan y buscan y buscan. Habiendo buscado durante un largo rato acaban por cansarse. Un vecino pregunta:

- Nasrudín, hemos buscado tu llave durante mucho tiempo, ¿estás seguro de haberla perdido en este lugar?

- No, dice Nasrudín

- ¿dónde la perdiste, pues?

- Allí, en mi casa.

- Entonces, ¿por qué la estamos buscando aquí?

- Pues porque aquí hay más luz y mi casa está muy oscura.

Moraleja: Muchas veces el EGO nos hace buscar la luz en los lugares equivocados.
viernes, marzo 25, 2011 |
Había una vez una rosa roja muy bella, se sentía de maravilla al saber que era la rosa más bella del jardín. Sin embargo, se daba cuenta de que la gente la veía de lejos. Se dió cuenta de que al lado de ella siempre había un sapo grande y oscuro, y que era por eso que nadie se acercaba a verla de cerca. Indignada ante lo descubierto le ordenó al sapo que se fuera de inmediato; el sapo muy obediente dijo: Está bien, si así lo quieres.

Poco tiempo después el sapo pasó por donde estaba la rosa y se sorprendió al ver la rosa totalmente marchita, sin hojas y sin pétalos. Le dijo entonces:
Vaya que te ves mal. ¿Qué te pasó?
La rosa contestó:
Es que desde que te fuiste las hormigas me han comido día a día, y nunca pude volver a ser igual.
El sapo solo contestó:
Pues claro, cuando yo estaba aquí me comía a esas hormigas y por eso siempre eras la más bella del jardín.

Moraleja:
Muchas veces despreciamos a los demás por creer que somos más que ellos, más bellos o simplemente que no nos "sirven" para nada. Dios no hace a nadie para que esté sobrando en este mundo, todos tenemos algo que aprender de los demás o algo que enseñar, y nadie debe despreciar a nadie. No vaya a ser que esa persona nos haga un bien del cual ni siquiera estemos conscientes.
jueves, marzo 24, 2011 |
Érase una vez un hombre sumamente estúpido -un loco o quizás un sabio- que, cuando se levantaba por las mañanas, tardaba tanto tiempo en encontrar su ropa que por las noches casi no se atrevía a acostarse, sólo de pensar en lo que le aguardaba cuando despertara.

Una noche tomó papel y lápiz y, a medida que se desnudaba, iba anotando el nombre de cada prenda y el lugar exacto en que la dejaba.

A la mañana siguiente sacó el papel y leyó: "calzoncillos..." y allí estaban. Se los puso. "Camisa..." allí estaba. Se la puso también. "Sombrero..." allí estaba. Y se lo encasquetó en la cabeza.

Estaba verdaderamente encantado... hasta que le asaltó un horrible pensamiento:

-¿Y yo...? ¿Dónde estoy yo?. Había olvidado anotarlo. De modo que se puso a buscar y a buscar... pero en vano. No pudo encontrarse a sí mismo.
miércoles, marzo 23, 2011 |
Un asno y un camello caminaban juntos. El camello se movía con pasos largos y pausados. El asno se movía impacientemente tropezándose de vez en cuando.

Al fin el asno dijo a su compañero:

-¿Cómo es que me encuentro siempre con problemas, cayéndome y haciéndome rasguños en las patas, a pesar de que miro cuidadosamente al suelo mientras camino, mientras que tú que nunca pareces ser consciente de lo que te rodea, con tus ojos fijos en el horizonte, mantienes un paso tan rápido y fácil en apariencia?

Respondió el camello:

-Tu problema es que tus pasos son demasiados cortos y cuando has visto algo es demasiado tarde para corregir tus movimientos. Miras a tu alrededor y no evalúas lo que ves. Piensas que la prisa es velocidad, imaginas que mirando puedes ver, piensas que ver cerca es lo mismo que ver lejos. Supones que yo miro el horizonte, aunque en realidad sólo contemplo hacia el frente como modo de decidir qué hacer cuando lo lejano se convierta en cercano. También recuerdo lo que ha sucedido antes y así no necesito mirar hacia atrás y tropezar una vez más. De este modo lo que te parece confuso o difícil se vuelve claro y fácil.

Idries Shah, El yo dominante
martes, marzo 22, 2011 |
Un discípulo llegó a lomos de su camello ante la tienda de su maestro sufí. Desmontó, entró en la tienda, hizo una profunda reverencia y dijo:

- “Tengo tan gran confianza en Dios, que he dejado suelto a mi camello ahí afuera, porque estoy convencido de que Dios protege los intereses de los que le aman”.

- “¡Pues sal fuera y ata tu camello estúpido!”, le dijo el maestro. “Dios no puede ocuparse de hacer en tu lugar lo que eres perfectamente capaz de hacer por ti mismo.”

Anthony de Mello
lunes, marzo 21, 2011 |
"Y la alegría está en todas partes,

está en la verde cubierta de nuestro planeta,

en la azul serenidad del cielo,

en la temeraria exuberancia de la primavera,

en la severa abstinencia del gris invierno,

en la carne viva que anima nuestro cuerpo,

en el perfecto equilibrio de la figura humana, noble y bien parada,

en el vivir,

en el ejercitar nuestros poderes,

en el aprender,

en el luchar el mal. . .

La alegría está en todas partes."

Rabindranath Tagore
sábado, marzo 19, 2011 |
Había una vez un hombre que vivía con su hijo en una casita del campo. Se dedicaba a trabajar la tierra y tenía un caballo para la labranza y para cargar los productos de la cosecha, era su bien más preciado.

Un día el caballo se escapó saltando por encima de las bardas que hacían de cuadra. El vecino que se percató de este hecho corrió a la puerta de nuestro hombre diciéndole:

-Tu caballo se escapó, ¿que harás ahora para trabajar el campo sin él? Se te avecina un invierno muy duro, ¡qué mala suerte has tenido!

El hombre lo miró y le dijo:

-¿Buena suerte o mala suerte? Sólo Dios lo sabe.
Pasó algún tiempo y el caballo volvió a su redil con diez caballos salvajes con los que se había unido.

El vecino al observar esto, otra vez llamó al hombre y le dijo:

-No solo recuperaste tu caballo, sino que ahora tienes diez caballos más, podrás vender y criar. ¡Qué buena suerte has tenido!

El hombre lo miró y le dijo:

-¿Buena suerte o mala suerte? Sólo Dios lo sabe.

Más adelante el hijo de nuestro hombre montaba uno de los caballos salvajes para domarlo y calló al suelo partiéndose una pierna. Otra vez el vecino fue a decirle:

-¡Qué mala suerte has tenido! Tu hijo se accidentó y no podrá ayudarte, tu eres ya viejo y sin su ayuda tendrás muchos problemas para realizar todos los trabajos.

El hombre, otra vez lo miró y dijo:

-¿Buena suerte o mala suerte? Sólo Dios lo sabe.

Pasó el tiempo y en ese país estalló la guerra con el país vecino de manera que el ejército iba por los campos reclutando a los jóvenes para llevarlos al campo de batalla. Al hijo del vecino se lo llevaron por estar sano y al de nuestro hombre se le declaró no apto por estar imposibilitado. Nuevamente el vecino corrió diciendo:

-Se llevaron a mi hijo por estar sano y al tuyo lo rechazaron por su pierna rota. ¡Qué buena suerte has tenido!

Otra vez el hombre lo miró diciendo:

-¿Buena suerte o mala suerte? Sólo Dios lo sabe.

Cuentos Sufíes
viernes, marzo 18, 2011 |
En los días que corren es conveniente cederle un espacio a esta alegoría budista que transcribe Paulo Coelho y que hará pensar a muchos.

Cerca de Tokio vivía un gran samurai, ya anciano, que se dedicaba a enseñar el budismo zen a los jóvenes. A pesar de su edad, corría la leyenda de que era capaz de vencer a cualquier adversario. Cierto día un guerrero conocido por su total falta de escrúpulos pasó por la casa del viejo. Era famoso por utilizar la técnica de la provocación esperaba que el adversario hiciera su primer movimiento y, gracias a su inteligencia privilegiada para captar los errores, contraatacaba con velocidad fulminante. El joven e impaciente guerrero jamás había perdido una batalla. Conociendo la reputación del viejo samurai, estaba allí para derrotarlo y aumentar aún más su fama.

Los estudiantes de zen que se encontraban presentes se manifestaron contra la idea, pero el anciano aceptó el desafío. Entonces fueron todos a la plaza de la ciudad, donde el joven empezó a provocar al viejo. Arrojó algunas piedras en su dirección, lo escupió en la cara y le gritó todos los insultos conocidos, ofendiendo incluso a sus ancestros. Durante varias horas hizo todo lo posible para sacarlo de casillas, pero el viejo permaneció impasible. Al final de la tarde, ya exhausto y humillado, el joven guerrero se retiró de la plaza.

Decepcionados por el hecho de que su maestro aceptara tantos insultos y provocaciones, los alumnos le preguntaron:
-¿Cómo ha podido soportar tanta indignidad? ¿Por qué no usó su espada, aun sabiendo que podría perder la lucha, en vez de mostrarse como un cobarde ante todos nosotros?

El viejo samurai repuso:
-Si alguien se acerca a ti con un regalo y no lo aceptas, ¿a quién le pertenece el regalo?
-Por supuesto, a quien intentó entregarlo -respondió uno de los discípulos.
-Pues lo mismo vale para la envidia, la rabia y los insultos añadió el maestro-. Cuando no son aceptados, continúan perteneciendo a quien los cargaba consigo.

Nadie nos agrede o nos hace sentir mal: somos los que decidimos cómo sentirnos. No culpemos a nadie por nuestros sentimientos. Somos los únicos responsables de ellos. Eso es lo que se llama asertividad.
jueves, marzo 17, 2011 |
Entre tantas cosas que he vivido y aprendido, una de la más importante, sin quitarle valor a las demás, es la de AMARME A MI MISMA. Ha sido la clave para poder avanzar, entender y comprender todo y a tod@s. Llenarme de Amor, Respeto y Aceptación por mi y hacia mi, me dio la pauta para poder saber que quiero y para donde voy.

Me hace más compasiva y Dadora, pues nunca pude amar como lo hago ahora, ya que no sabia ni entendia que nadie puede dar lo que no tiene.

Ahora, en este momento, Mi Presente, Aquí y Ahora, hablo con convicción y certeza de que existe el AMOR, el verdadero AMOR, ya que aprendi a AMARME y por ende soy capaz de AMAR a todas las personas, veo el SER divino que hay dentro de cada una de ellas, veo sus capacidades, habilidades y fortalezas, pero sobre todo, me comunico con su Ser Crístico Divino que habita en su interior, y eso me da la capacidad de Amar incondicionalmente.

Muchos dicen que soy su ángel pero lo que creo y pienso es que todos somos ángeles acá en la tierra, pero no todos tienen la facilidad de re conocerse, porque se busca la felicidad y la tranquilidad fuera, y no ven que es dentro de cada uno de ellos que reside ese enorme poder del SER maravilloso que SOMOS.

Hoy es momento de abrir los ojos, despertar y quitarte ese velo que te impide abrir tu corazón para ver todo y a todos desde el AMOR Incondicionl, y SER sin máscaras ni disfráz.
Es el momento de mostrate tal y como eres: Un SER lleno de Maravillas y lleno de AMOR para poder compartir y comprenderte.

Lic: Magdalena Grimaldi
REPRESENTACIONES MAGSOPHI C.A
Tels.: (58) 0416-889-00-92 / (58) 0424-935-86-45.
Puerto Ordaz, Estado Bolívar
Venezuela

Visite la Web Oficial:
http://www.exitosoytriunfador.com
miércoles, marzo 16, 2011 |
Un día, había un hombre ciego que se sienta en una acera en París con una gorra por sus pies y un pedazo de cartón que, escrito con tiza blanca decía:
"Por favor ayúdeme, soy ciego."

Un creativo publicista que pasaba en frente a él, se detuve y observó unas pocas monedas en la gorra. Sin pedirle permiso, tomó el cartel, le dio vuelta, tomo una tiza y escribió otro anuncio.
Entonces, Él regresó, puso el pedazo de cartón a los pies del ciego y se fue.

Esa tarde, el publicista volvió a pasar al ciego que pedía limosna, su gorra estaba llena de billetes y monedas.

El ciego reconoció sus pasos y le preguntó si había sido él, el que re escribió su cartel y sobre todo, qué había escrito.

El publicista le contestó:
“Nada que no sea tan cierto como tu anuncio, pero con otras palabras”.
Sonrió y siguió su camino.

El ciego nunca lo supo, pero su nuevo cartel decía:
“HOY ES PRIMAVERA, Y NO PUEDO VERLA”.

Moraleja: "Si haces lo que siempre has hecho, obtendrás los resultados que siempre has obtenido“
martes, marzo 15, 2011 |
Muchas veces no llevamos a cabo nuestros sueños porque creemos que vamos a fallar, nos falta la confianza en nosotros y por ende nos saboteamos. Pensamos que no vale la pena, no amerita el esfuerzo y en el fondo lo que tenemos es un sentimiento de no merecernos ser felices, vivir con amor o tener dinero. Para ello tenemos que trabajar con nuestras creencias sobre el merecimiento.

Desarrollar la actitud del merecedor es bastante fácil si nos lo proponemos, requiere de una buena dosis de constancia, pero los resultados bien valen la pena.

Te voy a sugerir un ejercicio que me ha dado resultados porque le he puesto empeño, y el no ponerle empeño también es parte de esa resistencia que todos tenemos al cambio y que nos mantiene atados a un estado de comodidad aunque los resultados sean desagradables e infelices.

Todo se trata de tomar una decisión consciente y firme. Una afirmación continua, que debe salir desde lo más profundo del corazón con completo convencimiento, seguridad y sin vestigio de duda.

YO MEREZCO TODO LO BUENO, YO MEREZCO TENER PAZ, YO MEREZCO SER FELIZ, YO MEREZCO PROSPERIDAD porque yo estoy hecho de la misma sustancia de Dios.

Cuando realices esta afirmación o cualquier otra similar que a ti te sirva, y te convenza, esta debe estar cargada de energía, de la sensación de poder, debes sentir la energía vital que recorre todo tu cuerpo, desde la cabeza a los pies, (el mana). Se asemeja a un cosquilleo. Esta energía es la energía de todas las cosas, es la energía divina del universo y es la energía creadora que te da vida, y se encuentra en ti, y es la que te permite manifestar.

El estado ideal para insertar en tu mente subconsciente estas ideas es hacer ejercicios profundos de respiración, especialmente la respiración Ha, (revisar artículo anterior) luego serénate y toma la determinación calmada que TU ERES MERECEDOR DE TODO LO BUENO, la respiración producirá el extra mana o energía vital que necesitas para manifestar. Luego siente como el mana viaja por tus células y recorre tu cuerpo.

Para que tus afirmaciones se fijen en ti también tienes que ayudar actuando con la certeza de merecer, y para merecer paz, amor y dinero, debes de sentir que ya lo tienes, que ya es parte de ti y actuar compartiendo paz, amor y dinero con el mundo, con el universo, con todos.

Si aun intentándolo te quedan dudas entonces chequeamos todas nuestras creencias que no nos permiten sentirnos como tal, las escribimos en una hoja y luego una a una, podemos decirles -“Pido humildemente perdón por haber atado estas memorias a mi realidad… lo siento… gracias por esta oportunidad de liberarlas y liberarme” o -“Queridas memorias, las amo. Gracias por esta oportunidad de liberarlas y liberarme” ó -Cualquiera de las frases que te lleguen a la mente en ese momento, luego nos deshacemos del papel pero cada vez que aparezca un pensamiento relacionado repetimos el procedimiento, de esta manera vas eliminando las dudas y se va instaurando en tu subconsciente la nueva determinación que es natural a tu verdadero ser.

Cuando creemos que no somos merecedores de todo lo bueno, debemos de comprender que estos pensamientos fueron insertados gradualmente en nuestra psiquis, desde el momento de nuestra creación y nosotros así lo hemos creído, pero estos pensamientos no reflejan quienes realmente somos. Somos seres divinos experimentando una existencia humana.

Con el transcurrir de los días nos seguiremos topando con situaciones donde resulta fácil retornar a la actitud de no ser merecedor, debes de estar muy atento a estas circunstancias y no engancharte a ellas, no lo tomes personal, esa es la forma como los viejos patrones se aseguran su permanencia.

Ante cada situación que sientas que te vence, vuelve a practicar la respiración, relájate y retoma las herramientas del Ho’oponopono antes mencionadas, no intentes nada, solo mantente relajado y te sorprenderás como un fresco aliento comienza a disipar cualquier sensación de darte por vencido.

Las memorias son reacias, e intentaran tomarte por sorpresa, así actúan ellas, pero siempre mantente relajado, respira profundo y recuerda que tú eres un merecedor. Repítete a ti mismo con fe, con la misma fe que le tienes a Dios, que tu eres merecedor. Que mereces ser próspero, en tus relaciones, en el amor, y con el dinero, y por último y muy importante actúa como tal, créetelo.

Te amo

Jocelyne Ramniceanu
Fuente: Hooponopono en Venezuela
Recomiendo ampliamente visitar la página
lunes, marzo 14, 2011 |
Una hermosa presentación que me envió mi buen amigo Edwin.
La comparto con todos ustedes, la presentación es automática.
sábado, marzo 12, 2011 |
"Mi amigo no ha regresado del Campo de Batalla,

señor solicito permiso para ir a buscarlo" dijo un soldado a su teniente.

"Permiso denegado" replicó el oficial,

"no quiero que arriesgue usted su vida por un hombre que probablemente a muerto".

El soldado, no haciendo caso a la prohibición salió,

y una hora más tarde regresó mortalmente herido,

transportando el cadaver de su amigo.

El oficial estaba furioso,

"!Ya le dije que había muerto!

Dígame:

¿Merecía la pena ir allá para traer un cadaver?".
Y el soldado moribundo respondió:

"!Claro que sí señor!

cuando lo encontré estaba vivo y pudo decirme:

"!Estaba seguro que vendrías!"
viernes, marzo 11, 2011 |

Este era un enorme árbol de manzanas al cual un niño amaba mucho. Todos los días jugaba a su alrededor, trepaba hasta el tope, comía sus frutos y tomaba la siesta bajo su sombra. El árbol también lo quería mucho.
Pasó el tiempo, el niño creció y no volvió a jugar alrededor del árbol. Un día regresó y escuchó que este le decía con cierta tristeza:
-¿Vienes a jugar conmigo?

Pero el muchacho contestó:
-Ya no soy el niño de antes que juega alrededor de los árboles. Ahora quiero tener juguetes, y necesito dinero para comprarlos.
-Lo siento---dijo el árbol-. No tengo dinero, pero te sugiero que tomes todas mis manzanas y las vendas; así podrás comprar tus juguetes.

El muchacho tomó las manzanas obtuvo el dinero y se sintió feliz. También el árbol fue feliz, pero el muchacho no volvió. Tiempo después, cuando regresó, el árbol le preguntó:
-¿Vienes a jugar conmigo?
-No tengo tiempo para jugar; debo trabajar para mi familia y necesito una casa para mi esposa e hijos. ¿Puedes ayudarme?
-Lo siento -repuso el árbol-. No tengo una casa, pero puedes cortar mis ramas y construir tu casa.

El hombre cortó todas las ramas del árbol, que se sintió feliz, y no volvió. Cierto día de un cálido verano, regresó. El árbol estaba encantado.
-¿Vienes a jugar conmigo? -le preguntó.
-Me siento triste, estoy volviéndome viejo. Quiero un bote para navegar y descansar, ¿puedes dármelo?

El árbol contestó:
-Usa mi tronco para construir uno; así podrás navegar y serás feliz.

El hombre cortó el tronco, construyó su bote y se fue a navegar por un largo tiempo. Regresó después de muchos años y el árbol le dijo:
-Lo siento mucho, pero ya no tengo nada que darte, ni siquiera manzanas.

El hombre replicó:
-No tengo dientes para morder ni fuerzas para escalar, ya estoy viejo.

Entonces el árbol, llorando, le dijo:
-Realmente no puedo darte nada. Lo único que me queda son mis raíces muertas.

Y el hombre contestó:
-No necesito mucho ahora, sólo un lugar para reposar. Estoy cansado después de tantos años...
-Bueno -dijo el árbol-, las viejas raíces de un árbol son el mejor lugar para recostarse y descansar. Ven, siéntate conmigo y descansa.

El hombre se sentó junto al árbol y este, alegre y risueño, dejó caer algunas lágrimas.

Esta es la historia de cada uno de nosotros, el árbol son nuestros padres. De niños, los amamos y jugamos con ellos. Cuando crecemos los dejamos solos; regresamos a ellos cuando los necesitamos, o cuando estamos en problemas. No importa lo que sea, siempre están allí para darnos todo lo que puedan y hacernos felices. Usted puede pensar que el muchacho es cruel con el árbol, pero ¿no es así como tratamos a veces a nuestros padres?
jueves, marzo 10, 2011 |
Indudablemente recuerda usted la fábula "La gallina de los huevos de oro", de Esopo, que habla sobre un granjero que se encuentra a una gallinita lastimada, a la que recoge, cura y da de comer hasta que un buen día se encuentra un huevo de oro en el gallinero.

Al día siguiente el granjero vuelve a encontrar otro huevo de oro, y día con día la gallina repite el milagro. El granjero piensa entonces que si la gallina es capaz de poner un huevo de oro diariamente, por dentro ha de tener una mina de oro, así que decide sacrificarla y ¡oh, decepción!, no encuentra absolutamente nada. Dice el refrán: "La ambición rompe el saco". Este pobre granjero quiso toda la riqueza en un instante, y en lugar de cuidar a la gallina la mató inútilmente.

La moraleja de esta fábula la podemos aplicar en los roles de la vida. Los padres complacientes que dan todo a sus hijos con tal de verlos contentos, pero sin educarlos, a la larga acabarán en un mundo de conflictos y sin bases firmes para conducirse a la madurez y al crecimiento psíquico. En la pareja, cuando solamente se disfrutan mutuamente en los buenos momentos, pero no se respetan ni protegen, descuidando la comunicación y sin propiciar el crecimiento mutuo, tarde o temprano la gallina les deja de poner huevos de oro.

Es muy importante el binomio de mantener el ente productivo y de hacerlo producir. Una empresa no se puede dedicar a invertir en maquinaria sin producir, como tampoco debe dedicarse sólo a producir olvidándose de dar mantenimiento adecuado al aparato productivo.

Nos sorprende ver líderes que tienen una gran energía y capacidad de realización, aunque algunos de ellos físicamente no corresponden al modelo de Supermán o del cowboy Marlboro, sino todo lo contrario: se parecen a Gandhi, a la madre Teresa de Calcuta 0 a Francisco I. Madero, entre otros. Misterio hoy aclarado científicamente, todos ellos han sido adictos a una droga: la endorfina, fueron endorfinómanos..., pero no se imagine que se inyectaban o fumaban algo raro, sino que tenían la capacidad de producir la sustancia llamada endorfina, segregada por nuestro cerebro, y que es 120 veces más poderosa que la misma morfina. El cerebro de ellos, como el de usted o el mío, puede producirla ilimitadamente.

La fórmula es muy sencilla y su práctica es lo que reviste un auténtico reto:
Endorfina = Esperar lo mejor.

La mente trabaja bajo dos paradigmas extremos: esperar lo mejor o esperar lo peor. El segundo es el más común pues no exige nada. En contraparte, el autoyisualizarse como triunfador requiere de un esfuerzo, de una energía vivificante que nos anime a la acción y que nos permita enfrentar cada obstáculo no como una dificultad sino como un reto. ¿Cómo conseguirlo?

Los hábitos vitales para tener una vida plena, y a los cuales denominamos la supervitamina E, son:

Espera lo mejor, lo cual nos ofrece una visión optimista y práctica de la vida.
Energía que nos dé el poder de realización.
Emotividad que nos permita un sano desarrollo psicológico y un medio afectivo para relacionarnos con los demás.
Evolución que nos impulse al cambio a través del permanente aprendizaje.
Vida espiritual que nos dé seguridad interior al acrecentar nuestros valores y proyectarnos hacia la felicidad.

El secreto para ser feliz es ¡SER FELIZ!

Miguel Ángel Cornejo
miércoles, marzo 09, 2011 |
Hace muchos años, cuando trabajaba como voluntario en un hospital de Stanford, conocí a una niñita llamada Liz, que sufría de una extraña enfermedad. Su única oportunidad de recuperarse era una transfusión de sangre de su hermano de 5 años, quien había sobrevivido a la misma enfermedad y había desarrollado los anticuerpos necesarios para combatirla.

El doctor explicó la situación al hermano de la niña, y le preguntó si estaría dispuesto a darle su sangre. Yo lo vi. dudar por un momento antes de tomar un gran suspiro y decir: "Sí, lo haré si eso salva a Liz".

Mientras la transfusión se hacía, él estaba acostado en una cama al lado de la de su hermana, muy sonriente, mientras nosotros los asistíamos y velamos regresar el color a las mejillas de la niña. De pronto el pequeño se puso pálido y su sonrisa desapareció. Miró al doctor y le preguntó con voz temblorosa: "¿A qué hora empezaré a morir?"

No había comprendido al doctor: pensaba que tendría que darle toda su sangre a su hermana. Y aun así había aceptado.

Da todo por quienes amas. Ama como nunca lo has hecho. No desprecies la amistad de tus amigos. Vive cada día con fe, amor y paz.

Desconozco su autor
martes, marzo 08, 2011 |
No tengas miedo del ayer.

Tus recuerdos se agolpan en la puerta de la memoria pujando por salir a la superficie de la conciencia.
No tengas miedo. Déjalos salir. Mira cada recuerdo como si fuera hoy.

Escucha aquellas palabras que tan lejanas pueden parecerte.

Deja que todo tu ser se inunde del ayer.

Recuérdalo. Cada minuto, cada silencio.

Sus nombres, sus voces, sus miradas.

Hay en cada gota de emoción una lágrima a punto de quemarte las mejillas. No permitas que tu corazón se quede a mitad de camino sin haberse curado.

Y cuando estés en el silencio de tus recuerdos, inspira.... profundamente. Inspira.

Toma todo el aire que quieras, aspira todo ese recuerdo y rescata lo mejor. Incorpora nuevamente a tu ser interno toda esa energía de aquel ayer, y al exhalar deja que toda tristeza por los tiempos idos....realmente, se vaya. Exhala toda energía negativa que haya quedado en tu interior, y deja marchar esos cúmulos energéticos que no te hacen bien.

Respira. Respira. Respira........ y déjate ser.

Permite que hoy sea mejor. Aspira todo el universo que quiere estar en tu conciencia y sé conciencia y sé universo.

Verás que con los días todo estará un poco mejor. Un rayo de luz llegará a tu conciencia, sin saberlo haz hecho el trabajo de darle a Dios lo que Dios quería: tus experiencias, tu confesión verdadera.
A veces nos aferramos tanto a los recuerdos que llega un momento en que nos cuesta caminar, nos cuesta entender lo nuevo de cada día, pues estamos aún inmersos en las discusiones del ayer.

Yo sé que cuesta mucho superar un mal momento, sé que duele muchísimo acordarse de aquellos a los que hemos amado tanto y ya no están, pero si limpiáramos nuestro interior de excesivas cargas emocionales, verías que habría un poco más de lugar para ampliar nuestro horizonte espiritual, te darías cuenta que ellos, que ya no están en la tierra, aún nos sonríen desde el espíritu. Habría una oportunidad de acrecentar nuestra conciencia hasta límites mayores de los que hoy recorremos.

Vacía el contenido emocional de tus recuerdos. No te aferres a ellos como a una bolsa de tesoros. Ama cada instante vivido y suéltalos tal como harías con un pájaro que quiere libertad y lo sueltas una mañana de sol en primavera.

Para ello utiliza la respiración conciente, utiliza el poder de la conciencia, extrae de tu interior los recuerdos que te atan y desátalos suavemente con el aire. Ya no te pertenecen, son de Dios a los que acabas de dárselos.

Al exhalar, imagina cada escena volando en el espacio a tu alrededor hasta que finalmente levanta vuelo y .... se van .... están fuera de ti.

Ahora duerme en tu paz...

Desconozco su autor
lunes, marzo 07, 2011 |
Un científico que vivía preocupado con los problemas del mundo, estaba resuelto a encontrar los medios para disminuirlos. Pasaba días enteros en su laboratorio, buscando respuestas para sus dudas. Cierto día, su hijo de 7 años invadió ese santuario con la intención de ayudarlo a trabajar. El científico, nervioso por la interrupción, intentó hacer que el niño fuera a jugar en otro sitio. Viendo que sería imposible sacarlo de allí, procuró distraer su atención. Arrancó la hoja de una revista en la que se representaba el mundo, lo cortó en varios pedazos con unas tijeras y se lo entregó al niño con un rollo de cinta adhesiva, diciéndole:

-¿Te gustan los rompecabezas? Voy a darte el mundo para arreglar. Aquí está, todo roto. ¡Mira si puedes arreglarlo bien!
Calculó que al niño le llevaría días recomponer el mapa. Pocas horas después, oyó que lo llamaba:
-¡Papá, papá, lo hice! ¡Conseguí terminar todo!

Al principio, el científico no dio crédito a las palabras del niño. Era imposible que, a su edad, hubiera recompuesto un mapa que jamás había visto. Entonces levantó los ojos de sus anotaciones) seguro de que veía un trabajo digno de un niño. Para su sorpresa, el mapa estaba completo: todas las piezas estaban en el sitio indicado.

-Tú no sabías cómo es el mundo hijo, ¿cómo lo conseguiste?

-No sabia cómo es el mundo, pero cuando arrancaste la hoja de la revista, vi que por el otro lado estaba la figura de un hombre. Intenté arreglar el mundo pero no lo conseguí. Fue entonces cuando le di la vuelta a los recortes y empecé a arreglar el hombre, que yo sabía cómo era. Al terminar, volteé la hoja y vi que había arreglado el mundo.

Enviado por José Prieto
sábado, marzo 05, 2011 |
Cierta vez, un conductor se desplazaba por una autopista a una velocidad excesivamente alta, cuando, de repente justo después de una curva aparece un hombre parado en medio de la vía, haciendo señal de parada con los brazos y de una forma desesperante.

El conductor, sorprendido y a la vez asustado, toca insistentemente la bocina para ver si así el individuo se quitaba del camino. Pero fue inútil, el hombre seguía haciendo señal de pare con sus brazos.

El conductor, sorprendido y a la vez asustado, toca insistentemente la bocina para ver si así el individuo se quitaba del camino. Pero fue inútil, el hombre seguía haciendo señal de pare con sus brazos.

Debe de estar loco, dijo el conductor mientras pisaba el freno provocando un fuerte chillido y dejando dos largas marcas negras en el pavimento, logrando así detener el auto antes de chocar a aquel hombre.

Muy enojado, se desmonta del carro y, estrellando la puerta, se dirige hacia el hombre y le dice: Acaso no tienes ojos? No ves lo peligrosa que es esta carretera y te atraviesas en ella como si nada? O acaso eres loco para no ver el peligro que corres?

No, señor, no estoy loco, le contesto el individuo. Lo que pasa es que el puente que esta en la próxima curva acaba de desplomarse; y sabía que, si no hacia algo, usted, en este momento, ya estaría muerto.

Tuve que arriesgar mi vida para ver si podía salvar la suya.

Desconozco su autor

Me pregunto, cuantas veces alguien habrá obstaculizado mi camino y yo hasta me habré enojado...

Imagen: Conducir un Ferrari
viernes, marzo 04, 2011 |
No había en el pueblo peor oficio que el de portero del prostíbulo.

Pero ¿qué otra cosa podría hacer aquel hombre?

De hecho, nunca había aprendido a leer ni a escribir, no tenía ninguna otra actividad ni oficio.

Un día, se hizo cargo del prostíbulo un joven con inquietudes, creativo y emprendedor, que decidió modernizar el negocio. Hizo cambios y citó al personal para darle nuevas instrucciones. Al portero, le dijo:

A partir de hoy usted, además de estar en la puerta, va a preparar un reporte semanal donde registrará la cantidad de personas que entran y sus comentarios y recomendaciones sobre el servicio.

-Me encantaría satisfacerlo, señor - balbuceó - pero yo no sé leer ni escribir.
-¡Ah! ¡Cuánto lo siento!, entonces ya no podrá seguir trabajando aqui.

-Pero señor, usted no me puede despedir, yo trabajé en esto toda mi vida.
-Mire, yo comprendo, pero no puedo hacer nada por usted. Le vamos a dar una indemnización hasta que encuentre otra cosa. Lo siento y que tenga suerte.

Sin más, se dio vuelta y se fue. El portero sintió que el mundo se derrumbaba. ¿Qué hacer? Recordó que en el prostíbulo, cuando se rompía una silla o se arruinaba una mesa, él lograba hacer un arreglo sencillo y provisorio.

Pensó que ésta podría ser una ocupación transitoria hasta conseguir un empleo. Pero sólo contaba con unos clavos oxidados y una tenaza derruída.

Usaría parte del dinero de la indemnización para comprar una caja de herramientas completa. Como en el pueblo no había una ferretería, debía viajar dos días en mula para ir al pueblo más cercano a realizar la compra.

Y emprendió la marcha.

A su regreso, su vecino llamó a su puerta:
-Vengo a preguntarle si tiene un martillo para prestarme.
-Sí, lo acabo de comprar pero lo necesito para trabajar. . .

como me quedé sin empleo. . .
-Bueno, pero yo se lo devolvería mañana bien temprano.
-Está bien.

A la mañana siguiente, como había prometido, el vecino tocó la puerta. Mire, yo todavía necesito el martillo.
-¿Por qué no me lo vende?
--No, yo lo necesito para trabajar y además, la ferretería está a dos días de mula.

-Hagamos un trato -dijo el vecino.

Yo le pagaré los días de ida y vuelta más el precio del martillo, total usted está sin trabajar. ¿Qué le parece?.

Realmente, esto le daba trabajo por cuatro días. . .

Aceptó. Volvió a montar su mula.

A su regreso, otro vecino lo esperaba en la puerta de su casa.

-Hola, vecino. ¿Usted le vendió un martillo a nuestro amigo. . .

Yo necesito unas herramientas, estoy dispuesto a pagarle sus cuatro días de viaje, más una pequeña ganancia;

no dispongo de tiempo para el viaje.

El ex-portero abrió su caja de herramientas y su vecino eligió una pinza, un destornillador, un martillo y un cincel.

Le pagó y se fue.

Recordaba las palabras escuchadas:
"No dispongo de cuatro días para compras".

Si esto era cierto, mucha gente podría necesitar que él viajara para traer herramientas. En el viaje siguiente arriesgó un poco más de dinero trayendo más herramientas que las que había vendido. De paso, podría ahorrar algún tiempo en viajes.

La voz empezó a correrse por el barrio y muchos quisieron evitarse el viaje. Una vez por semana, el ahora corredor de herramientas viajaba y compraba lo que necesitaban sus clientes.

Alquiló un galpón para almacenar las herramientas y algunas semanas después, con una vidriera, el galpón se transformó en la primera ferretería del pueblo.

Todos estaban contentos y compraban en su negocio. Ya no viajaba, los fabricantes le enviaban sus pedidos. Él era un buen cliente. Con el tiempo, las comunidades cercanas preferían comprar en su ferretería y ganar dos días de marcha.

Un día se le ocurrió que su amigo, el tornero, podría fabricarle las cabezas de los martillos.

Y luego, ¿por qué no? Las tenazas. . . y las pinzas. . . y los cinceles.

Y luego fueron los clavos y los tornillos. . .

En diez años, aquel hombre se transformó, con su trabajo,

en un millonario fabricante de herramientas.

Un día decidió donar una escuela a su pueblo.

En ella, además de aprender a leer y escribir, se enseñarían las artes y oficios más prácticos de la época.

En el acto de inauguración de la escuela, el alcalde le entregó las llaves de la ciudad, lo abrazó y le dijo:
-Es con gran orgullo y gratitud que le pedimos nos conceda el honor de poner su firma en la primera hoja del libro de actas de esta nueva escuela.

-El honor sería para mí - dijo el hombre.

Nada me gustaría más que firmar allí,

pero yo no sé leer ni escribir; soy analfabeto.

-¿Usted? - dijo el Alcalde, que no alcanzaba a creer

- ¿Usted construyó un imperio industrial sin saber leer ni escribir?

Estoy asombrado. Me pregunto,

¿qué hubiera sido de usted si hubiera sabido leer y escribir?

-Yo se lo puedo contestar

- respondió el hombre con calma -.

Si yo hubiera sabido leer y escribir...

todavia sería el portero del prostíbulo! . . .
Generalmente los cambios son vistos como adversidades.

Las adversidades encierran bendiciones.

Las crisis están llenas de oportunidades.

"UNA PATADA SIEMPRE ES UN PASO ADELANTE"...Recuerdalo!

Desconozco su autor
miércoles, marzo 02, 2011 |
Cada acto, cada palabra, cada sonrisa, cada mirada, es una simiente.

Cada una tiene en sí el poder vital y germinativo.

Procura, entonces, que caiga tu simiente en el surco abierto del corazón de los hombres, y vigila su futuro.

Procura, además, que sea como el trigo que da pan a los pueblos y no produzca espinas y cizañas que dejen estériles las almas.

Muchas veces sembrarás en el dolor, pero siembra, traerá frutos de gozo.

A menudo sembrarás llorando, pero...¿quién sabe si tu simiente no necesita del riego de tus lágrimas para que germine?

¿Rompió el alba y ha nacido el día?, salúdalo y siembra.

¿Llegó la hora cuando el sol te azota?, abre tu mano y arroja la semilla.

¿Ya te envuelven las sombras porque el sol se oculta? eleva tu plegaria y siembra.

Si eres niño, siembra, tus propias manos recogerán el fruto.

Si ya eres viejo, las manos de tus hijos lo cosecharán.

Cada acto, cada palabra, cada sonrisa, cada mirada, fructificará según como lo siembres.

Ve y arroja el grano, ve abriendo el surco y siembra.

Y cuando llegue el atardecer de tu vida, enfrentarás la muerte con los brazos cargados y una amplia sonrisa, como el sembrador que, dejando la mancera al terminar el día, se acerca cargado y sonriente a la dulce cabaña donde lo espera la amada esposa y la sabrosa cena.

Cada acto, cada palabra, cada sonrisa, cada mirada es una simiente.

Procura, siempre: "una Siembra de Amor".

Cuando das amor, recibes amor

Es el sol de cada amanecer

Si tu siembras amor

Recibiras amor

Desconozco su autor
martes, marzo 01, 2011 |
Por el Dr. Fred Luskin
Dr. Fred LuskinEste es, sin duda, uno de los temas duros de la vida. A su alrededor se han creado catedrales de malentendidos y no pocas enfermedades asociadas a la necedad de continuar siendo víctimas de quienes nos han herido. El autor del siguiente texto dirige el llamado Proyecto del Perdón en la Universidad de Stanford. En una feliz propuesta de editorial Norma, el doctor Luskin* proporciona claves sobre el rencor y el valor del perdón verdadero.

Yo defino perdonar como la experiencia de paz y comprensión que se siente en el presente. Se perdona al confrontar las reglas rígidas que uno(a) ha trazado para el comportamiento de los demás, y al enfocar la atención en las cosas buenas de la vida, no en las malas.

Perdonar no significa olvidar o negar las cosas dolorosas ocurridas. Perdonar es la poderosa afirmación de que las cosas malas no arruinarán nuestro presente, aun cuando hayan arruinado nuestro pasado.

Uno de los mensajes centrales de mi enseñanza para perdonar es que hay tres componentes principales que motivan la creación de largos y dolorosos resentimientos:

Tomar la ofensa exageradamente personal

Culpar al ofensor por nuestros sentimientos

Crear una historia de rencor
En este libro reviso cómo se forman los rencores, por qué llevarlos a cuestas es nocivo, cómo perdonar y cómo evitar herirse de nuevo, dejando atrás dolores pasados y construyendo mejores relaciones.

Piense en alguna herida personal para así darse una idea de cómo lo aflige ahora. Cierre los ojos y piense en aquel doloroso suceso por un momento. Cuando recuerde claramente lo ocurrido, piense o escriba brevemente un resumen sobre aquella experiencia. Cuente la historia de lo que pasó, en el papel o en la cabeza.

Ahora analice lo que pasa cuando piensa en ello hoy. Por ejemplo, ¿cuál es su pensamiento más recurrente al recordar el suceso? Luego tenga en cuenta cómo se siente y fíjese cómo reacciona su cuerpo al revivir el dolor.

Una vez consideradas sus respuestas, por favor responda a las siguientes preguntas:

1. ¿Piensa usted en esa dolorosa situación más de lo que piensa en las cosas buenas de la vida?

2. ¿Al pensar en ello siente incomodidad física o alteración emocional?

3. Cuando hace memoria sobre el particular, ¿lo hace con los mismos pensamientos?

4. ¿Repite la historia una y mil veces en la cabeza?

Debe quedar claro que los rencores no son señal de enfermedad mental. Sentirse herido(a) tampoco es indicio de estupidez, debilidad o falta de autoestima. Sencillamente significa que no se está preparado(a) para afrontar las cosas de otra manera. Sentirse herido(a) en la vida es normal pero difícil, y casi todos creamos rencores en algún momento. Sin embargo, que sean comunes no significa que sean saludables.

Por más preparación que se tenga para perdonar, hay momentos en que es útil -hasta necesario- sentirse molesto(a). Puede ser que algún límite personal haya sido violado; podemos hallarnos en peligro o haber sido maltratados. Aun así, las situaciones que exigen reaccionar con molestia son muy pocas. Reaccionar movidos(as) por el dolor sólo ayuda cuando ello soluciona el problema.

Ceder el poder

El error más grande que se comete bajo el efecto de las sustancias estresantes es culpar de nuestra molestia a la persona que nos lastimó. Al culpar a otros por nuestros sentimientos, les cedemos el poder de controlar nuestras emociones. Seguramente tal poder será mal usado y seguiremos heridos(as). Es alarmantemente alta la cantidad de personas que le ceden poder a aquellos que nos los quieren.

Sentirnos mal cada vez que pensamos en la persona que nos lastima se vuelve costumbre y nos hace sentir víctimas de alguien más poderoso. Responsabilizar a las personas por sus acciones no es lo mismo que culparlas por nuestros sentimientos.

¿Está usted contando la historia de un rencor?

He aquí unas preguntas que le ayudarán a decidir si la historia que ha estado contándose a sí mismo(a) y a los demás es una historia de rencor:

1. ¿Le ha contado su historia más de dos veces a la misma persona?

2. ¿Recuerda mentalmente los sucesos más de dos veces al día?

3. ¿Le habla a la persona que lo agravió, a pesar de no tenerla presente?

4. ¿Se ha propuesto contar la historia de su molestia sin alterarse, pero de repente se agita inesperadamente?

5. ¿La persona que lo lastimó es el personaje central de su historia?

6. ¿Al contar su historia se acuerda de otras cosas dolorosas que le han sucedido?

7. ¿Se concentra su historia en su dolor y en lo que perdió?

8. ¿Hay un villano(a) en su historia?

9. ¿Se ha propuesto no volver a contar su historia y luego rompe la promesa?

10. ¿Busca a otras personas con problemas parecidos para contarles su historia?

11. ¿Su historia sigue igual con el paso del tiempo?

12. ¿Ha revisado los detalles de su historia para constatar que sean precisos?

Si respondió afirmativamente a cinco de las primeras 11 preguntas, o respondió NO a la pregunta 12, hay buenas probabilidades de que su historia sea de rencor. Pero no pierda la esperanza. Una historia se puede cambiar tan fácil como se creó.
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